Increíble: El FMI y el Banco Mundial se declaran en "guerra contra el hambre"
IAR Noticias
14/04/08
La emergencia alimentaria producida por la escalada de los precios del petróleo, con su inmediato emergente de conflictos sociales que ya empiezan a extenderse por los países periféricos, determinó, a su vez, una operación "salvataje de los pobres" que el Banco Mundial, el FMI y el G-7 quieren profundizar, no para reparar las injusticias cometidas por la concentración de riqueza en pocas manos, sino para salvar al sistema de la escalada de conflictos sociales y gremiales que pueden terminar de un plumazo con el actual modelo globalizado de depredación capitalista.
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En forma inédita el FMI, en los últimos días, la ONU, el Banco Mundial, el G-7 (grupo que reúne a los países más ricos del mundo) y las principales autoridades del sistema capitalista se han puesto en "denunciantes" de la propia lacra que generan a escala global: El hambre.
Increíblemente, estas instituciones representativas del capitalismo transnacional depredador de recursos naturales y de mano de obra que han convertido al planeta en una "economía de enclave" controlada por unas pocas corporaciones, hoy advierten que el mundo está
amenazado por una crisis alimentaria que puede detonar en una escalada de conflictos sociales a corto plazo.
Los generadores de la concentración de riqueza para unos pocos = pobreza y marginación para las grandes mayorías, ahora asumen el rol de "opositores" del mismo sistema que generan advirtiendo sobre una combinación de "factores explosivos" que
arrastran a la humanidad hacia otra "Gran Depresión" de la mano del alza del petróleo, la suba de los alimentos y una recesión global en puerta.
¿Quieren salvar a la humanidad, o están tratado de salvarse a sí mismos?
El sistema en alerta
El G-7, la Reserva Federal, los bancos centrales de las potencias desarrolladas ahora piden al sistema financiero internacional (o sea a ellos mismos) "reglas claras" y un "mayor control" regulatorio orientados a parar la crisis que avanza desde EEUU y Europa hacia todas las economías globalizadas del mundo emergente y periférico.
Por supuesto, que la única respuesta a estos llamados ha sido una
mayor especulación en los mercados financieros y en las bolsas, en rubros de "inversión alternativa" como el petróleo, el oro y las materias primas que han retroalimentado, a su vez, inflación, escalada de precios y conflictos sociales que ya empiezan a emerger en los países más pobres de Asia, África y América Latina, como es el caso de Haití.
Curiosamente, y como el capitalismo se ha quedado sin enemigos estratégicos que estudien y proyecten totalizadamente sus crisis y contradicciones económicas, son las mismas instituciones del sistema las que vaticinan por estos días que la locomotora imperial,
EEUU, la mayor economía mundial, ya está recesión.
El FMI acaba de advertir que la crisis mundial es mayor de lo que se preveía, y que su mayor impacto se va a reflejar en las áreas más dolarizadas del mundo dependiente, principalmente en América Latina.
La ONU, el Banco Mundial, la mayoría de los expertos y últimamente el G-8, vienen advirtiendo sobre el peligro de estallidos sociales a escala global que podrían generarse por el impacto de los precios del petróleo sobre el costo de los alimentos en los países más pobres de Asia, África y América Latina.
La "crisis alimentaria" mundial
Los precios de los alimentos a nivel global podría llevar a unos 100 millones de personas a una pobreza más profunda, dijo el sábado el director del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick.
"Estimamos que el aumento al doble de los precios de los alimentos en los últimos tres años podría, potencialmente, arrastrar a 100 millones de personas de países de bajos ingresos a una pobreza más profunda", indicó Zoellick.
Su advertencia se hizo eco de la realizada el sábado por el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien había dicho que cientos de miles de personas están en "riesgo de inanición".
El jefe del FMI, el "gendarme financiero" del sistema capitalista a escala global, Strauss-Kahn, alertó sobre las calamitosas consecuencias del aumento continuo en los precios de los alimentos.
"Miles, cientos de miles de personas padecerán hambre. Los niños sufrirán de malnutrición, con consecuencias por el resto de sus vidas", señaló a la prensa, advirtiendo que la crisis social causada por la inflación en los precios de los alimentos ya esta desencadenando conflictos sociales a nivel mundial.
En una reunión en Washington, Estados Unidos, el FMI pidió que se tomen fuertes medidas en contra del aumento de los precios y de la crisis financiera internacional.
El comité de ministros de economía de 24 países del FMI también hizo un llamado a tomar "fuertes acciones" a sus 185 miembros, a fin de lidiar con "la agitación aún en evolución del mercado financiero (...) y con el potencial empeoramiento" del mercado hipotecario y de la crisis crediticia.
Según la ONU, el Banco Mundial y el G-8, lo que ya se visualiza claramente (a nivel de acción-reacción) es el impacto de la escalada del costo del petróleo y de la energía en los precios de los alimentos a escala global.
El domingo 7 de abril, los ministros de las ocho naciones industrializadas (G-8, grupo formado por los 7 países industrializados más importantes del mundo, más Rusia) reunidos en Tokio, realizaron un llamamiento a emprender acciones urgentes que reduzcan los disparados precios de los alimentos que dañan y perjudican a las naciones en desarrollo y a las clases sociales más pobres y postergadas.
"El problema de la comida afectará directamente a la vida de los pobres. Hemos alcanzado una determinación común y es que necesitamos adoptar los pasos necesarios", dijo el ministro de Exteriores japonés, Masahiko Komura, que presidió la reunión, en una rueda de prensa conjunta de los ministros del G-8.
Simultáneamente, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, pidió una respuesta mundial coordinada para lidiar con el alza de los precios que está acentuando los desabastecimientos, el hambre y la malnutrición alrededor del planeta.
Debido a esta situación Zoellick cree que 33 países en el mundo afrontan la posibilidad de malestar social o político debido a los elevados precios de los alimentos y la energía.
Por otra parte, la ONU advirtió la semana pasada que la combinación de precios altos del combustible, incremento de la demanda de alimentos en Asia, el uso de terreno agrícola y cultivos para biocombustibles, el mal tiempo y la especulación ha impulsado el precio de los alimentos, generando violentas protestas en un puñado de países pobres, cuyo epicentro más violento ya se registra en Haití.
En este escenario, los países darán pasos para aumentar los suministros alimenticios, pero el mundo vive un cambio estructural hacia precios de los alimentos en suba que será difícil revertir, señaló el responsable del organismo de las Naciones Unidas que combate la pobreza rural.
"La mayoría de los expertos creen que los precios más altos permanecerán durante largo plazo", dijo a Reuters Lennart Bage, presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola de la ONU.
El BM y el FMI mantuvieron este fin de semana varias reuniones para discutir la inflación en los precios de los alimentos y de la energía, así como la crisis crediticia que afecta a los mercados financieros globales.
Con un nuevo llamado de alerta por los riesgos del fuerte incremento del precio de los alimentos en el mundo, el Banco Mundial anunció ayer un acuerdo internacional para tratar de paliar la crisis.
Se trata en concreto de un "Nuevo Trato (New Deal) para una Política Mundial de Alimentos", acordado en el Comité de Desarrollo, el panel que fija las políticas del Banco Mundial y que se reunió en Washington como parte de las asambleas de gobernadores que realizó la institución este fin de semana conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional.
El presidente del BM, Robert Zoellick, señaló el sábado al término de las asambleas que los gobiernos deben intervenir de forma "urgente" para evitar que la crisis alimentaria hunda aún más en la pobreza a 100 millones de personas, y pidió a países donantes cumplir pronto sus compromisos de completar un faltante de US$ 500 millones en las Naciones Unidas destinado a amortiguar el hambre en el mundo.
"He venido a estas reuniones subrayando la vital importancia del lanzamiento del Nuevo Trato", dijo Zoellick en una rueda de prensa, junto al secretario mexicano de Hacienda, Agustín Carstens, presidente del Comité de Desarrollo. "Parte de ese trato es encarar las necesidades inmediatas de crisis de quienes enfrentan hambre, malnutrición e incluso hambruna en el mundo", agregó.
Los generadores de la crisis
Hasta aquí, parece que el FMI, el Banco Mundial, el G-7 y el G-8, fueran las "carmelitas descalzas", instituciones del "bien común" y sin fines de lucro, luchando para terminar con la injusticia y el hambre en el mundo.
Antes que nada, el Banco Mundial, el FMI, el G-7 y el G-8 son las máximas entidades representativas del capital trasnacional que depreda el mundo con las trasnacionales y con el sistema de especulación financiera con sede central en Wall Street.
Antes del colapso bursátil proyectado desde EEUU, y por primera vez en sus 110 años de historia, el índice Dow Jones de Industriales de la Bolsa de Nueva York superaba la barrera de los 14.000 puntos.
Los 14.000 puntos significaron para el Dow Jones una meta que evidenciaba el "optimismo inversor" que se respiraba en Wall Street ante los reportes de ganancias siderales de las corporaciones multinacionales y el buen desempeño de la economía imperial estadounidense.
El índice Dow Jones o Promedio Industrial Dow Jones, es un indicador del valor de las acciones de las supercorporaciones trasnacionales que cotizan en la Bolsa de Valores de Nueva York.
La fiesta capitalista que vivía Wall Street (la capital del sionismo financiero internacional), expresada en el crecimiento desmesurado del Dow Jones representaba, como hecho primordial, el dominio abrumador y las superganancias de un reducido número de empresas transnacionales de dimensiones gigantescas, mayores que Estados, sobre la producción, el comercio y las finanzas mundiales globalizadas.
A esos bancos y trasnacionales (generadores de la pobreza mundial) representan el FMI, el Banco Mundial, el G-7, el G-8, la Reserva Federal y los bancos centrales de las potencias desarrolladas que hoy andan buscando fórmulas para detener la crisis financiera, neutralizar la recesión global que se avecina, y preveer que la crisis alimentaria no haga estallar el planeta capitalista con huelgas y conflictos sociales.
Antes de la crisis financiera con las subprime, el triunfo del Dow Jones en Wall Street, reinaba la fiesta del sistema capitalista sionista trasnacionalizado y nivelado planetariamente como dinámica de concentración de riquezas en pocas manos, que condujo a la mitad de la población del planeta a sobrevivir en la extrema pobreza y en la marginalidad social.
La concentración del capital mundial en estos mega-grupos o mega-compañías, en una proporción aplastante, que implica modificaciones de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., es seguramente el aspecto más definitorio de la llamada "globalización económica".
Tras el triunfo del "libre mercado" y el fin de los Estados nacionales, las trasnacionales, cada vez con más legislaciones nacionales e internacionales a su favor, condicionan y dominan las estructuras económico-productivas de los países, promoviendo guerras por apoderamiento de mercados y apropiándose de recursos naturales y de los sistemas de importación y exportación.
Representados principalmente por el Banco Mundial, el FMI, el G-7, el G-8 y los bancos centrales de las potencias desarrolladas, este capitalismo trasnacionalizado y depredador entró en crisis cuando las hipotecas subprime hicieron estallar Wall Street y los mercados bursátiles, en agosto pasado, sin haberse recuperado hasta el presente.
La operación "salvataje"
Finalmente, el explosivo cóctel petróleo-alimentos-crisis financiera que ya tomó dimensiones globales determinó que las potencias más ricas, con EEUU y Europa a la cabeza, se dedicaran -hasta ahora sin éxito- al "salvatajee" de sus bancos y mercados financieros.
Según los expertos, sí las actuales "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan finalmente con la escalada de los precios del petróleo y de los alimentos, la baja del dólar, y un desenlace de los conflictos geopolíticos-militares latentes, este cóctel se puede convertir en dinamita social con una escalada de conflictos sociales y sindicales por todo el planeta
Los datos decisivos de esta caída generalizada de los mercados financieros y su efecto inmediato acechante: la estanflación mundial (combinación de recesión con inflación), continúan siendo -según coinciden la mayoría de los analistas- el derrumbe del dólar, la escalada de los precios del petróleo y su impacto desestabilizador sobre los precios de los alimentos a escala global.
La escalada de los precios del petróleo y su incidencia sobre el costo de los alimentos es visto por la mayoría de los especialistas como el desencadenante clave de un proceso recesivo a escala mundial, cuyo inmediato emergente pueden ser la desocupación masiva y reacciones sociales y sindicales con epicentro en los países periféricos.
El precio del petróleo, por su incidencia en la cadena de precios, afecta directamente a los alimentos de mayor demanda de consumo en el mundo, como pan arroz, papas, azúcar, carne, leche, huevos y manteca, esenciales en la cadena alimentaria de cualquier familia.
Esta emergencia alimentaria producida por la escalada de los precios del petróleo, determinó, a su vez, un "salvataje de los pobres" que el Banco Mundial, el FMI y el G-7 quieren profundizar, no para reparar las injusticias cometidas por la concentración de riqueza en pocas manos, sino para salvar al sistema de la escalada de conflictos sociales y gremiales que pueden terminar de un plumazo con el actual modelo globalizado de depredación capitalista.
Pero, a pesar de las advertencias que realizan sus organizaciones y autoridades más prominentes, el sistema todavía no ha logrado conjugar una respuesta al peligroso cóctel petróleo-alimentos-conflictos sociales que ya se retroalimenta y expande por todo el planeta.
A su vez, los llamados morales que formulan las instituciones para dotar al sistema financiero de mayores regulaciones y control racional, chocan contra las leyes dialécticas del capitalismo construidas a partir de la búsqueda de mayor rentabilidad y de concentración de la riqueza en pocas manos.
El capitalismo no puede renunciar (sin autodestruirse) a las leyes históricas que justifican sus existencia: Hay pobres y hambrientos, porque hay un capitalismo planetario concentrador de riqueza (representado por el FMI y el Banco Mundial) que arroja a las mayorías a la pobreza.
De esta manera, y por más advertencias y anuncios que formulen el FMI, el Banco Mundial y la ONU, la operación "salvataje de los pobres" es una quimera, dado que los paliativos "asistencialistas" no van terminar con el hambre y la exclusión masiva que ya empiezan a configurar el escenario más temido: Los conflictos sociales extendidos a lo largo y a lo ancho del planeta.
1 comentarios:
"A esos bancos y trasnacionales (generadores de la pobreza mundial) representan el FMI, el Banco Mundial, el G-7, el G-8, la Reserva Federal y los bancos centrales de las potencias desarrolladas que hoy andan buscando fórmulas para detener la crisis financiera, neutralizar la recesión global que se avecina, y preveer que la crisis alimentaria no haga estallar el planeta capitalista con huelgas y conflictos sociales."
Pues a mí me parece que todo esto está preparado, para hacer estallar efectivamente el planeta y quedárselo. Quieren quitar una gran parte de la población mundial del medio, y qué mejor manera de hacerlo que mediante "convulsiones sociales motivadas por el hambre" motivado por ellos previamente.
Ana
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