Esoterismo y poder político en Argentina
Gustavo Fernández, Al filo de la realidad - Bolinfo de Carlos.
29-05-2007
Parecía apenas un hecho político más, teñido de la habitual demagogia y violencia intransigente que suele jalonar la historia partidista en Argentina. Era un 17 de octubre pero del año 2006 y el cadáver del ex presidente por tres veces en nuestro país, General Juan Domingo Perón era trasladado desde el cementerio de Chacarita (ciudad de Buenos Aires) hasta la que fuera su quinta de descanso en la localidad bonaerense de San Vicente, donde reposaría finalmente en un mausoleo erigido ad hoc junto al de su segunda esposa, Eva Duarte.
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Nuestro país tiene una larga deuda con sus personajes en eso de no dejarlos en paz para la eternidad. San Martín descansó en estas tierras recién más de treinta años después de muerto. Rosas tuvo que esperar un poco más: ciento veinte años. Con Perón, finalmente, parecía cerrarse una historia extraña. Pero aún faltaba algo: la violencia se desató en las calles, motivos aparentemente despreciables llevaron a bandos en pugna dentro del mismo movimiento supuestamente peronista a enfrentarse hasta a balazos. La crónica policial es, de todos modos, conocida.
Lo que no es tan conocido es que hubo una cara oculta en esta crónica. Que a la hora en que el catafalco debía ingresar al mausoleo, y a tenor de las versiones echadas a correr por muchos místicos y espiritualistas en todo el mundo, un ignoto y "poderosísimo rayo ultravioleta llegado desde las profundidades el Universo" alcanzaría de lleno la Tierra el mismo día, multiplicando "un millón de veces" los pensamientos (y, lógicamente, eventos) que entonces se realicen.
Me adelanto: creo que fue una tontería más de los iluminados contactistas de siempre. En verdad, aparte del hecho de vivir de por sí inmersos en un campo de radiación ultravioleta, el impacto de un “rayo” de estas características podría, supongo, ser perfectamente detectable por nuestros aparatos de medición. Y si los seudo espiritualistas que se creen estas cosas salen a la palestra a sostener que otra vez estoy criticando con la razón “lo que sólo puede ser percibido con el corazón y el espíritu” les recuerdo que habrán sido ellos, no yo, quienes hablaron de “rayo ultravioleta”. Y si es ultravioleta, es perfectamente detectable.
Entonces, ¿a qué viene esta observación de quien no cree que esto tuviera alguna importancia? A la casualidad de que, pese a ser siempre el 17 de octubre la principal efeméride de esta vertiente política (por conmemoración del día en que las multitudes inundaron la Plaza de Mayo, allá por 1945, catapultando a Perón a la historia argentina) éste, además, conlleva el hecho importantísimo para la iconografía peronista no sólo del traslado de los restos sino de la reunión (re-unión) de dos personajes ya casi elevados a los altares de millones de argentinos, llegando e iniciándose la ceremonia a la hora indicada de comienzo del “evento cósmico”.
Sospecho que no es casual, y que habla a las claras de que la especie es conocida por quienes deambulan en el poder y mueven hilos esotéricos dentro del peronismo, más allá de López Rega, los astrólogos de Perón, el robo de sus manos y las logias masónicas siempre a la sombra de su poder.
José López Rega pasó de ser un simple cabo de policía y custodio de Perón a su secretario privado y personal y, ya con María Estela Martínez de Perón —la tercera esposa del General— en el poder, Ministro de Bienestar Social de la Argentina. El “hermano Daniel”, como se le llamaba en círculos esotéricos mezclaba todo: umbanda, astrología, contactos con la Masonería, fundó la Logia “Anäel”, visitas al “hermano Miguel” de la “Escuela Irma de Maresco” (un sincretismo de catolicismo, devociones populares y espiritismo kardecista), vudú, numerología, fascinación por el Antiguo Egipto (creía que él y Perón habían sido, vaya a saberse en qué Dinastía, uno Faraón y el otro Gran Visir.
Aún flota en el recuerdo de los testigos excepcionales la lamentable escena de un Perón yaciente muerto y, entre el dolor de los presentes, un López Rega que se abre paso, asegura en voz alta “que lo hará resucitar” y, tironeándole de los pies, grita una y otra vez: “¡Despierta, Faraón!, ¡Despierta, Faraón!”. El Faraón siguió durmiendo el sueño eterno.
De vieja data
La relación entre las creencias esotéricas y la política argentina no es cosa reciente. Recorriendo archivos, uno detecta la especial fascinación que el presidente Hipólito Irigoyen profesaba por el espiritismo así como el diputado socialista Alfredo Palacios y, aún más atrás, la filiación masónica de un Rivadavia o un San Martín.
La de éste, junto con Simón Bolívar, fue la que posibilitó el Pacto de Guayaquil y ya el Libertador de tres naciones cumplía específicas instrucciones de su logia cuando, en lugar de constituir en su cruzada libertaria un megapaís, sienta las bases de tres naciones independientes entre sí: Argentina, Chile y Alto Perú (luego fraccionado en Bolivia y Perú).
En tiempos de rozagantes monarquías, un país casi continental sería presa fácil de intentonas imperiales, endógenas o exógenas. Y es de todos sabido —más aún en esos tiempos apenas post Revolución Francesa— la poca sintonía entre la Masonería y lo mayestático.
Apagando velitas por dos
Sin embargo, sería erróneo suponer que la influencia de sociedades secretas, iniciáticas y probacionistas en la historia argentina siempre respondió a fines altruistas, casados con aquello de “libertad, igualdad, fraternidad”. Al igual que en tiempos más modernos sirvieron de mascarada de estafadores y delincuentes (como la P2 de Licio Gelli, para citar un recordado ejemplo mediático), la filiación de algunos “patriotas” a órdenes no tan transparentes trajo más sangre que gloria.
De Cornelio Saavedra, integrante y cabeza visible de la Primera Junta que el 25 de mayo de 1810 se hizo con el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata (pretérito nombre de Argentina) se escribió que estaba vinculado a los carbonarios italianos. Endeudados éstos con prestamistas españoles, la “Revolución” del 25 de mayo fue más un boicot comercial que otra cosa.
Ese día, no nos independizamos de los españoles: campeaban tiempos en que el rey Fernando VII había sido desplazado de su autoridad por las tropas napoleónicas —era la familia de Bonaparte quien medraba en “la piel de toro”— y el grito libertario rioplatense no buscaba crear una nación libre y soberana: en verdad, sólo reivindicaba su fidelidad al monarca español en el ostracismo y reivindicar la autoridad aduanera única de Buenos Aires, gran negocio de los comerciantes hispanos entonces radicados aquí así como de las “coimas” a la sombra del contrabando.
Por eso, los argentinos, con un nacimiento ya fenicio y mercenario, festejamos el 25 de mayo como “Día de la Libertad”... económica. Habría que esperar ¡seis años! para que, el 9 de julio de 1816, nos atreviéramos a proclamar la Independencia. El dulce gusto de la autonomía había agigantado la brecha con la Madre Patria en esos tiempos y lo que se había iniciado como un guiño hacia los Borbones se acentuó —más por mérito de los caudillos de provincia que por la oligarquía porteña— hasta transformarse en decisión de romper cadenas.
Así que aquí estamos: extraño país éste, para el cual, así como toda excusa para decretar “días feriados” es siempre bienvenida, apagamos esquizofrénicamente velitas dos veces por año como nación, en lugar de una.
San Martín llega a la Argentina en 1812 como oficial del ejército español (héroe de la batalla de Bailén, entre otras) pero, primero fiel a la Orden, instituye la ya citada Logia Lautaro y se revuelve contra sus antiguos empleadores. Lleva el proyecto masón allende las fronteras pero confronta al punto tal con los agentes carbonarios locales que el 11 de febrero de 1824 se exilia definitivamente en Europa.
Por supuesto, los carbonarios no se quedarían con esa deuda y en 1838 enviaron al “hermano” Giusseppe Garibaldi a invadir las costas argentinas por el Río Uruguay.
Y en 1865, la patria masónica del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y sus herederos, Carlos López y Francisco Solano López, la República del Paraguay, conoció la pesada factura carbonaria en la Guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay). A Solano López, también masón, le tocaría defender a sangre y fuego un proyecto alternativo que permitió a la patria de los guaraníes erigir el primer alto horno de Sudamérica, tener 400 escuelas sobre una población de 400.000 habitantes (impensable en la región de mediados del siglo XIX), dos plantas elaboradoras de papel para imprimir periódicos bilingües (castellano-avagneé, “guaraní” es la etnia) y trazar los primeros ferrocarriles, en sendos emprendimientos del Estado.
Fue la hora trágica de la guerra. Pagando y haciendo pagar un alto precio, el Paraguay fue aniquilado. Brasileños y uruguayos arreglarán con sus conciencias. Los argentinos, convenientemente olvidadizos, aún no hemos pedido perdón por tamaña cobardía al servicio de logias europeas.
Siglo XX cambalache
Pero fue entrado el siglo XX donde el contubernio entre el Esoterismo (bien o mal entendido, que a cada uno le quepa su sayo) y el poder político argentino alcanzó no sólo cotas inimaginables sino una exposición descarada. El peronismo, es un ejemplo paradigmático.
El peronismo de toda hora, porque así como Juan Domingo era gran amigo y aconsejado del “Hermano Lalo” (Hilario Fernández —sin ningún parentesco con este autor, aclaremos antes que oscurezca— un inmigrante español fundador de la “Escuela Científica Basilio”, una agrupación neoespírita de desmedido crecimiento en esos tiempos, al punto de que, cuando Perón se enfrenta con la Iglesia Católica, los de la Basilio acceden a multitudinarias asambleas en el Luna Park [1]) en su primera y segunda presidencias, en la tercera —y casi todos los años de su exilio en España— medró a su sombra, como un hongo venenoso, el “brujo” por antonomasia, José López Rega.
Pero también se abrazaba a Licio Gelli, su “gran amigo” a quien prometió concederle el control de las exportaciones del país cuando fuera nuevamente presidente cosa que, se sabe, no ocurrió. Gelli se vengó, dicen, de una manera esotérica: se sospecha de él que fue quien encargó el robo de las manos del cadáver del General, para dificultar su tránsito al Parnaso espiritual [2].
Mutilación post mortem con consecuencias traumáticas en el más allá que por 1969 el astrólogo búlgaro-uruguayo Cristo Cristoff Naumova (nom de guerre Boris Cristoff) le habría sugerido cuando en calidad de “consejero astrológico” tuvo a su cargo la redacción de la Carta Natal del padre del Justicialismo (partido político) argentino.
Ni los serios “desarrollistas” se salvaban. Ricardo Frondizi, fallecido en 1973 y hermano del ex presidente Arturo Frondizi, fundó en 1967 la Asociación Argentina de Sky Scouts “preparados para el contacto cósmico”, y poco después otra organización donde contaba con el apoyo y los contactos de su hermano: la Hermandad Cósmica Cruz del Sur.
Astrólogos, masones. Son constantes de la historia política argentina. El doctor Luis Sobrino Aranda, ex diputado en dos períodos, está compenetrado a tal punto con la horoscopía que ha publicado incluso varios libros (el último de ellos titulado “Astrología Política Mundial”, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2004) [3].
Masones más astrólogos. Eduardo Emilio Massera, de oscura memoria, miembro de la Junta que impuso la dictadura militar en 1976, ideólogo de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada, paradigma del centro clandestino de detención, tortura, y asesinato de esos años) tenía como astrólogo personal al entonces conocido Profesor Herfais (que alternaba su colaboración en el proyecto “político” del militar con sus columnas en revistas frívolas y la edición de Anuarios Astrológicos), seudónimo de Héctor Ricardo Faisal, que de subteniente (RE) del Ejército Argentino pasó a oráculo de Massera.
Cuando éste cayó en desgracia, Faisal no se amilanó: emigró a Perú, donde pasó a revistar como astrólogo de cabecera de otro oscuro personaje: Vladimiro Montesinos [4], Director del Servicio de Inteligencia Nacional en ese país y brazo ejecutor del “trabajo sucio” de don Alberto Fujimori de quien, se sabe, era (¿seguirá siendo?) gran admirador del “contactado” y escritor platillista Sixto Paz Wells (doscientas personas y yo lo escuchamos proclamar la “misión cósmica” del ex mandatario durante una conferencia en la ciudad argentina de Santa Fe) y a quien, se dice, Fujimori tenía en alta estima. Claro que “contactados con extraterrestres” y políticos tienen en Argentina también su reflejo que es... casi una pinturita.
Arte extraterrestre
Hablamos ahora de Alberto Rodríguez Saá, hermano del sempiterno gobernador de San Luis —y presidente de la Argentina por un puñado de días— Adolfo Rodríguez Saá. “El Alberto” es un convencido de estar en contacto con extraterrestres, así como de poseer cierta clarividencia cósmica que le permite conocer paisajes interplanetarios.
Fruto de esa canalización son sus pinturas de panorámicas de Xilium, un planeta que, según el oportuno (¿u oportunista?) divulgador-investigador uruguayo Fabio Pedro Allés (porque lo de “Fabio Zerpa” es el “nombre artístico” que arrastra desde sus épocas de “actor de carácter” en la rutilante cinematografía argentina de fines de los ’50 y principio de los ’60) “orbita alrededor de Sirio y podría haber sido la cuna de la humanidad”.
Zerpa conoce “al Alberto” desde 1978 y, por su intermedio, “al Adolfo”. Dicen que en esos tiempos don Fabio le hizo una predicción: “Usted será presidente”. “El Adolfo”, años después, seguramente se habrá debatido entre el agradecimiento por lo exacto del vaticinio (recordemos que en diciembre de 2001 las pujas de un país en la debacle lo sentaron en el sillón presidencial) y el resentimiento por lo avara de la profecía (Zerpa no “vio” que sólo duraría una semana).
Alberto Rodríguez Saá nunca ratificó ni rectificó ante los medios de prensa sus contactos cósmicos, comidilla periodística aun en tiempos en que era Senador Nacional. Semejante ambigüedad puede haber tenido como objetivo por un lado no “embarrar la cancha” de sus aspiraciones políticas pero, por el otro, sobrevaluar su obra pictórica: en el mercado de las galerías de arte, las pinturas de Rodríguez Saá se cotizan entre quinientos y ocho mil dólares. Entre esto y las denuncias por “enriquecimiento ilícito”, ¿cómo no habría de llamar a su residencia en Punta del Este, precisamente, “Xilium”?
Algunos opositores sostienen en cambio que la especie de los “contactos telepáticos con extraterrestres” del Alberto fueron originados como una operación de descalificación por gente afín al doblemente ex presidente Carlos Saúl Menem. Ahora bien, considerando los “antecedentes esotéricos” de éste (desde el crédito público dado a su “vidente personal”, la señora Azucena Agüero Blanch, hasta su adhesión a las utopías seudo espiritualistas del chileno Carlos Livio Arter Goldaker, alias Carlos Warter, mezcla de instructor de Control Mental para señoras gordas adineradas con Jorge Bucay trasandino.
Fue el que, en una entrevista concedida por el periodista Bernardo Neustadt en “Tiempo Nuevo” (1992), sostuvo que “Menem es un agente extraterrestre”. Tal vez un espíritu extraterrestre lo haya poseído en algún momento luego del desalojo compulsivo que su giro ideológico de la “patria socialista” preelectoral hacia un neoliberalismo salvaje al llegar al poder le impuso a otro espíritu, pero en este caso del caudillo riojano decimonónico Facundo Quiroga, a quien Menem creía incorporar con frecuencia y, cuando no, lo llamaba a gritos en los jardines de su residencia de Anillaco.
Hacia el socialismo en un OVNI
Si se tiene la errónea percepción de que los devaneos metafísicos corresponden a la derecha del espectro político pues eso será, precisamente, lo erróneo. La izquierda vernácula aportó lo suyo. Homero Cristali, líder del Partido Obrero Revolucionario Troskista, creía que los extraterrestres, en virtud de un materialismo dialéctico, tenían que haber superado tiempo ha las luchas de clases. Así que proponía electoralmente la acción mancomunada del proletariado para construir “refugios nucleares comunitarios” donde protegerse tras la inminente (!) guerra nuclear y hasta tanto llegaran los OVNIs a rescatar a los elegidos.
Mucha más seria ha sido la propuesta de Mario Rodríguez Cobo, un mendocino internacionalmente conocido por su apelativo: Silo. Desde un mítico sermón en Punta de Vacas en 1969, a cuarenta kilómetros del Aconcagua donde se sostiene, insistentemente, que fueron observados objetos voladores no identificados.
Silo lanzó una propuesta mezcla de pacifismo utópico con socialismo cristiano. Perseguido por las dictaduras ideológicas de entonces, emigró a México y luego a otros países desde donde generó un movimiento espiritualista, “La Comunidad”, que en distintas naciones desembarcaría con suerte diversa en forma de acción política: el Partido Humanista.
Si el Norte fuera el Sur...
Año 2003. Sube al poder Néstor Kirchner. Un dato menor para la sociedad, mayor para el simbolismo esotérico. Ordena al orfebre Juan Carlos Pallarols tallar un nuevo bastón presidencial. Éste debe tener empuñadura de plata, no de oro. Interpretación: Argentina proviene de “Argentum”, el país “vibra” con ese metal y hay que tenerlo en un puño. Y hace colocar en su interior una cápsula con tierra patagónica.
Aún más; cuando lo recibe de manos del bonaerense Eduardo Duhalde, lo hace girar casi con arte de bastonera yankie para que el Sur (el “abajo”) domine al Norte (Buenos Aires, el “arriba”). Kirchner no inventa nada: la técnica es milenaria y transmitida por los chamanes mapuches.
Y los ejemplos continuarían, quizás con regionalismos poco atractivos para el público masivo. ¿Qué gobernador, ministro, diputado o senador provincial, concejal, funcionario gubernamental de todas y cada una de nuestras provincias no visita a su vidente, su parapsicólogo de confianza, su tarotista?
Doy fe (ah, si nuestros archivos hablaran...).Notas:
[1] Meca de las actividades deportivas en Buenos Aires, un “Madison Square Garden” del subdesarrollo.
[2] Se impone aquí una reflexión para quienes argumentan que la “mascarada esotérica” es sólo una pantomima de los poderosos intelectuales de las finanzas para hacerse con la “captación de la voluntad” de otros poderosos (pero crédulos y poco racionalistas): los políticos y militares. Si para Gelli las “artes espirituales” carecieran de valor empírico, no se justificaría destinar recursos ingentes y comprometerse gravemente en una tarea tan macabra como ésta. Si ordenó hacerlo, es porque estaba firmemente convencido de su efectividad.
[3] El mismo autor escribe sobre su libro: “La prognosis desde el 2004 al 2050 sobre la evolución de los países gravitantes, el inicio de una nueva civilización con la agonía del imperio anglo-americano, el surgimiento de China como líder con el apoyo de una triple alianza de Alemania, Francia y la Federación Rusa. La conducción de Latinoamérica pasa por Brasil y una Argentina que enfrentará su crisis global muy dura con un posterior cambio total. El nuevo Oriente y el cambio de Occidente, el futuro de nuestro mundo y sus grandes transformaciones, el nacimiento de una nueva civilización bajo la égida de Acuario-Plutón”.
[4] Faisal tenía otro “trabajito”: ducho en Internet, durante el gobierno de Fujimori debía generar espacios internáuticos para atacar y desprestigiar a opositores al régimen. Actualmente cumple en Perú arresto de tres años por “peculado y asociación ilícita”, luego de un sonado caso donde apareció involucrada la INTERPOL local por haber “hecho desaparecer” las fichas con las huellas dactilares del astrólogo argentino.
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