Fatah se enfrenta a una crisis más profunda que nunca

Khalid Amayreh
The Palestinian Information Center
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
27/05/09

Algunos dirigentes de Fatah han acusado al presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas y a sus aliados de buscar el “desmantelamiento” y la “desintegración” el movimiento para facilitar la “liquidación” de la causa palestina.

Algunos de estos dirigentes han hecho la acusación de que la organización Fatah que Abbas está tratando de reconstruir “está más cerca de Netanyahu que del pueblo palestino y su lucha por la libertad y la independencia”.
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Según fuentes de Fatah en Cisjordania, Abbas ha estado tomando medidas para consolidar a quienes lo apoyan y a sus aliados en “posiciones sensibles” y, al mismo tiempo, “aislar a sus oponentes”. Las fuentes enumeraron una serie de pasos dados recientemente por Abbas, incluyendo su decisión de celebrar el Sexto Congreso del movimiento en Belén a pesar de la fuerte oposición de la mayor parte de los dirigentes de Fatah tanto de dentro como de fuera de Palestina.

Según se ha informado, Abbas ha dado además luz verde a la creación de un “comité secreto” integrado por algunas de las personas más leales y de confianza, personas como Hussein al Sheikh, Muhammed Dahlan y Hakam Balaawi, cuya principal tarea será consolidar el control de Abbas sobre los dirigentes locales, regionales y nacionales.

El Sexto Congreso

La convocatoria del Sexto Congreso de Fatah, que se tenía que haber celebrado hace tiempo, ha sido el principal punto polémico que ha erosionado toda apariencia de unida interna que haya podido tener el movimiento.

La última vez en que Fatah celebró una convención general fue en 1989 en Argel, lo que significa que desde entonces el movimiento no ha experimentado una renovación. Sólo este hecho está generando indignación y desilusión no sólo entre las filas del propio Fatah sino también entre el pueblo palestino en su conjunto.

La semana pasada el dirigente de Fatah Qaddura Fares declaró: “¿Qué tipo de movimiento democrático es éste que no ha celebrado elecciones en 20 años?”. Fares es un estrecho aliado del encarcelado miembro de Fatah Marwan al Barghouthi, un oponente clave a la “línea de compromiso” de Abbas.

Hace unos pocos meses los más altos dirigentes de Fatah decidieron formar un “Comité Preparatorio” para preparar la Sexta Conferencia. Al Comité, que celebró prolongadas e intensivas reuniones en Amman, se le confió la tarea de preparar la agenda de la conferencia, elegir a los participantes y seleccionar el lugar en el celebrar el importante evento. Sin embargo, tras muchas semanas de disputas muchas veces enconadas y de acalorados debates, el Comité no logró llegar a un acuerdo sobre los principales puntos polémicos.

Mientras tanto, los campos enfrentados dentro de Fatah se acusaron unos a otros de manipular las deliberaciones del Comité Preparatorio utilizando tácticas antidemocráticas e inmorales como “imponer delegados” con el propósito de predeterminar el resultado de la conferencia. En algún momento los a menudo acalorados debates deterioraron en maldiciones, insultas e incluso enfrentamientos.

Finalmente, Abbas, exasperado por la negativa del Comité a tener en cuenta sus instrucciones y a aceptar a sus candidatos, decidió disolverlo y revocar todas sus decisiones. Esto enfureció a los miembros del Comité, incluyendo a figuras históricas de Fatah como Farouk al Qaddumi, Muhammed Jihad y Abu Rateb Ghneim.

Es más, de una manera bastante unilatreral Abbas decidió celebrar el congreso de Fatah en Belén el 1 de julio, en contra de los deseos de muchos miembros de Fatah.

Esto fue confirmado posteriormente por Hussein al Sheikh, jefe del departamento de asuntos civiles que se coordina con Israel, al cual la agencia de noticias pro-establishment Maan News citó afirmando que “la conferencia se celebrará en Belén en la fecha programada”.

Al-Sheikh señaló que había un acuerdo con Israel para permitir la entrada de Qaddumi, Ghneim y Muhammed Jihad en Cisjordania para participar en la conferencia.

Fuerte oposición

Acusando a Abbas de permitirse un “autoritarismo y unilateralismo gratuitos”, los dirigentes de Fatah opuestos a la “línea política” del presidente lo acusaron de “mantener a Fatah y a toda la causa palestina rehén de los caprichos de una persona conocida como Salam Fayadh”, el primer ministro del régimen con base en Ramala.

Muhammed Jihad, un destacado dirigente de Fatah residente en la capital jordana, acusó a Abbas de estar “disparando el tiro de gracia al ataúd de Fatah”. También criticó severamente la formación del nuevo gobierno en Ramala y saludó a los dirigentes de Fatah que se negaron a unirse a él, a los que pidió “estar atentos para hacer frente a las conspiraciones en contra de la causa palestina”.

Qaddumi: No a la conferencia de Belén

Mientras tanto, Qaddumi, generalmente considerado el número dos de Fatah, reiteró su firme oposición a celebrar la Sexta Conferencia en la Palestina ocupada argumentando que era inútil y absurdo celebrar la convención de Fatah a la sombra de los tanques israelíes.

En una entrevista concedida el 22 de mayo a la revista al-Kefah al Arabi (“Lucha árabe”) Qaddumi arremetía contra Abbas por excederse en su autoridad y afirmaba que el Comité Preparatorio, emanado del Comité Ejecutivo de Fatah, era el único que poseía la autoridad de determinar la fecha y lugar de la conferencia. Cuando se le preguntó cómo reaccionaría y qué haría si Abbas seguía adelante con sus planes de celebrar la conferencia en Belén, Qaddumi respondió: “Sería anticonstitucional”. “Lo importante es que el Comité Preparatorio decidió celebrar la Conferencia fuera de Palestina ya que celebrarla dentro de la Palestina ocupada a la sombra de las armas israelíes minaría gravemente su capacidad de tomar de decisiones que son incompatibles con los intereses israelíes. Simplemente no existe la seguridad y las garantías de que cualquiera que vaya a asistir a la conferencia se le va a permitir hacerlo. Por ello, no confiamos en que las deliberaciones de la Conferencia sean inmunes a las interferencias israelíes. De ahí que celebrarla en Cisjordania bajo el palio de la ocupación israelí sea ilegítimo e inaceptable”.

Qaddumi arremetió contra Abbas por negarse a reunirse con el Comité Ejecutivo de Fatah fuera de la Palestina ocupada afirmando que “este tipo de comportamiento es totalmente inaceptable”.

Port último, Qaddumi criticó severamente el nuevo gobierno de Ramala y lo calificó de “carente de sentido”. “Mi principal preocupación es eliminar la ocupación israelí. Ésta es la carga principal. Por lo que se refiere a la AP, es una de las expresiones de los Acuerdos de Oslo, un proceso cuyo objetivo era anestesiar al pueblo palestino y distraerlo para permitir a Israel crear hechos consumados y consolidar su asedio económico sobre nuestro pueblo”.

Con todo, la oposición de Qaddumi a que se celebre la Conferencia de Fatah en Cisjordania en vez de fuera parece deberse principalmente al legítimo temor a que Abbas manipule la Conferencia a su favor. Fuentes cercanas a Qaddumi declararon al Palestinian Information Center que al veterano dirigente palestino le “preocupaba que Israel no permita a los oponentes a Abbas acceder a la conferencia”, lo que entonces permitiría al presidente de la AP afirmar que la mayoría de Fatah lo apoya.

Líneas opuestas

La crisis interna de Fatah no es en absoluto un fenómeno nuevo. Siempre ha existido una intensa lucha de poder entre los “pragmáticos” y los “patrióticos” dentro de un movimiento que fue descrito una vez como un “supermercado de ideas”. Sin embargo, durante el reinado de Yasser Arafat las diferencias se mantuvieron más o menos bajo control gracias a la carismática figura del difunto dirigente palestino.

Ahora, con Abbas, el jefe de los “pragmáticos” al timón de Fatah y que disfruta del respaldo de Israel, de los regímenes títeres de occidente y árabes, la lucha de poder está surgiendo a la superficie y poniendo en grave peligro toda la apariencia de unidad que todavía pudiera tener el movimiento.

Pero las cuestiones polémicas van mucho más allá de las cuestiones personales.

Se dice que Abbas está absolutamente inclinado a “llegar a un acuerdo” con Israel a cualquier precio, sean cuales sean las consecuencias y para lograr semejante “acuerdo precipitado” puede que el presiente de la AP esté dispuesto a sacrificar efectivamente el fundamental Derecho al Retorno y a aceptar la anexión por parte de Israel de casi la mitad de Jerusalén este a cambio de un trozo de tierra en cualquier otro sitio.

Para protegerse de la esperable ira palestina y árabe debido a la liquidación de la causa palestina, se dice que el presidente de la AP buscará un paraguas árabe e islámico para dar la impresión de que el “acuerdo” goza del consenso palestino, árabe e islámico.

Por otra parte, otros dirigentes árabes que gozan de un amplio apoyo pero carecen de recursos financieros y, especialmente, del respaldo occidental, insisten en mantener las constantes de la lucha palestina, principalmente la retirada total de Israel de los territorios ocupados en 1967, la repatriación de todos los refugiados palestinos desarraigados por Israel de sus casas en 1948 y la creación de un Estado palestino viable y territorialmente continuo con Jerusalén este como su capital.

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