El Sol y la Luna actúan sobre la falla de San Andres
EFN
26/02/10
El débil tirón que ejercen el Sol y la Luna sobre la Falla de San Andrés es sin embargo lo bastante fuerte como para estimular los temblores subterráneos profundos, lo cual sugiere que la masa de roca a entre 15 y 30 kilómetros por debajo es lubricada con agua a presión muy alta, de modo que permite a la masa rocosa resbalar con poco esfuerzo. Así lo indican los resultados de un nuevo estudio realizado por sismólogos de la Universidad de California, en Berkeley.
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Los temblores parecen ser sumamente sensibles a cambios minúsculos de tensión estructural. Ondas sísmicas procedentes del otro lado del planeta activaron temblores en la zona de subducción de Cascadia, frente a la costa del estado de Washington, después de un terremoto en Sumatra, mientras que otro en Denali activó temblores en varias fallas de la zona de California. Ahora, por último, resulta que las mareas, las diarias y cotidianas que todos conocemos, lunares y solares, también dejan sentir sus efectos, modulando de manera notable los temblores.
Amanda M. Thomas, Roland Bürgmann y Robert Nadeau argumentan que esta sensibilidad extrema a la tensión, y específicamente a la tensión de cizallamiento a lo largo de la falla, significa que el agua de las profundidades subterráneas está bajo presiones extremas.
"El gran hallazgo es que hay una presión del fluido muy alta allí abajo, es decir, presión litostática, lo que significa una presión equivalente al peso de toda la roca que hay por encima, de 15 a 30 kilómetros de roca. El agua a muy alta presión esencialmente lubrica la roca, haciendo que la falla sea muy débil".
Aunque no se tiene constancia de que las mareas que se dan en la Tierra por la influencia de la Luna y el Sol desencadenen terremotos de manera directa, sí pueden activar enjambres de temblores profundos, que podrían aumentar la probabilidad de seísmos en la falla ubicada encima de la zona del temblor.
En otras zonas de falla, tales como Cascadia, enjambres de temblores en la dúctil zona profunda se correlacionan con deslizamientos profundos así como con tensiones aumentadas en la menos profunda "zona sismogénica", donde se generan los terremotos. Sin embargo, por ahora, la situación en la Falla de San Andrés no es tan clara.
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