Ganó el euroescepticismo - Abstención récord: la derecha y la xenofobia ganan las elecciones en la UE

IAR Noticias
08/06/09

En un escenario marcado por la crisis financiera recesiva y el desempleo masivo que se contagia aceleradamente tanto por las economías centrales del euro como por los países del Este, la Unión Europea celebró sus comicios con un récord de abstención donde la derecha y las tendencias xenófobas (expresada por los partidos "antinmigrantes") barrieron con la debilitada y decadente izquierda europea.

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El conservador Partido Popular Europeo (PPE) revalidó su mayoría en el Parlamento Europeo aportando entre 236 y 276 escaños de un total de 736, por delante de los socialistas (155 a 165 escaños), según resultados parciales de las elecciones legislativas divulgados este domingo en Bruselas por la Eurocámara

La abstención en los comicios de los países de la Unión Europea superó el récord que alcanzó en 2004.

Sólo el 43,01% participó en las elecciones a la Eurocámara, lo que supone un descenso de alrededor de dos puntos y medio respecto a la cifra de hace cinco años, cuando una media del 45,47% acudió a votar.

La cifra de participación fue descendiendo progresivamente desde la primera elección de 1979, cuando llegó hasta el 61,99% entre los nueve países que por entonces eran miembros de la UE.

La izquierda europea sufrió su más serio revés en Europa, y los votantes que acudieron a las urnas otorgaron claramente su confianza a los partidos conservadores y antinmigrantes, que detentan el poder en la mayoría de gobiernos de la Unión Europea.

Las alternativas de la izquierda socialista y socialdemócrata a la profunda recesión con desempleo que padece Europa no resultaron creíbles y no merecieron el apoyo de los ciudadanos.

La derecha se mantiene sólidamente en Alemania y se refuerza en Francia, Italia, Reino Unido y Polonia. En España, el triunfo del Partido Popular, con 23 diputados sobre los 21 del socialista José Luis Rodríguez Zapatero no fue tan abultado.

El Partido Popular Europeo (PPE) volverá a ser la primera fuerza del Parlamento Europeo con una representación de entre 263 y 273 diputados, lo que supone aumentar considerablemente la ventaja sobre el segundo partido, el Partido de los Socialistas Europeos (PSE), que se mantendrá con un plantel de representantes entre 155 y 165.

Los liberales serán la tercera fuerza (de 78 a 84 eurodiputados), menos que en el Parlamento anterior aunque experimentan avances notables en Alemania, Francia y Holanda. Los verdes son la fuerza que emerge con más impulso, al obtener entre 52 y 56 escaños, frente a los 43 que tenía.

El presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo, Martin Schulz, admitió abiertamente la derrota. "Es ciertamente una noche triste y amarga para la socialdemocracia". Pero añadió: "Vamos a intentar frenar las fuerzas incontroladas del mercado, aunque lo haremos desde una base menos sólida que antes".

Los socialistas sólo lograron buenos resultados en Eslovaquia, donde alcanzaron un 32% de los votos, el doble que en 2004, y en Grecia donde aumentaron hasta el 36%, y donde los conservadores de Nueva Democracia descienden desde el 43% al 33,7%.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, junto a la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el de Polonia, Donald Tusk, son los gobernantes que salen mejor parados. El presidente de los populares europeos, Joseph Daul, manifestó su satisfacción por los resultados afirmando que "el PPE ha ganado por mucho y los socialistas han perdido".

Daul recordó que José Manuel Durão Barroso es el candidato del PPE para seguir al frente de la Comisión Europea.

La apatía y el desinterés por Europa siguieron aumentando de manera continuada desde las primeras elecciones de 1979, en las que la participación fue del 61,99%. Fue llamativa la baja participación en Lituania, 20,54% y Eslovaquia, 19,6%.

Los partidos ecologistas registraron avances muy notables en Francia donde el partido de Daniel Cohn Bendit ha doblado prácticamente su representación y un resultado similar obtuvieron en Dinamarca, mientras que mantuvieron sus buenos resultados en Alemania.

La extrema derecha logra mayor representación en la Eurocámara, con avances significativos en Finlandia, Austria, Hungría, Eslovaquia y Holanda.

Según los analistas, los socialistas, más divididos que nunca a nivel europeo y fragilizados en la esfera nacional de muchos países, dejaron perder durante la campaña una oportunidad de oro de capitalizar la crisis económica y erigirse como defensores del empleo y el bienestar social ante el liberalismo y los excesos del sistema financiero.

En cambio, la crisis y el desencanto con la Europa comunitaria que siente buena parte de la opinión pública europea llevaba camino de beneficiar a los partidos antieuropeos más radicales.

Es el caso de la formación austríaca de Hans-Peter Martin o del ultraderechista e islamófobo Partido de la Libertad en Holanda, que obtuvo el 17% de los sufragios en los comicios celebrados el jueves.

Según la encuesta del Eurobarómetro (sondeos de opinión pública), encargada por el Parlamento Europeo, antes de los comicios, la confianza en las instituciones de la UE se desplomaba con la crisis financiera recesiva que se expande como un virus tanto por las potencias centrales como por la periferia subdesarrollada de la Europa continental.

La crisis recesiva con desempleo masivo que azota con dureza extrema a la primera potencia imperial, EEUU, ahora arrasa también con las economías centrales de la zona del euro donde se registran huelgas y protestas sociales que barren con la estabilidad de los gobiernos desde Francia, Reino Unido, España, hasta Bélgica e Islandia.

A medida que las consecuencias de la desocupación y el desplome del poder adquisitivo del salario se hacen sentir por toda Europa, la protesta social y sindical gana la calle en cada vez más países, para expresar el descontento.

El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los políticos y alienta las huelgas y protestas sociales que comienzan a extenderse por toda la geografía europea.

En este contexto, el nivel de abstención alcanzó el 56,99% en los comicios celebrados en los 27 países de la Unión Europea entre el jueves y el domingo.

En 2004, año de las anteriores elecciones al Parlamento Europeo, la tasa de participación fue del 45,4%.

En Alemania, el mayor país de los 27 de la Unión Europea (UE), que dispone de 99 eurodiputados, los conservadores de la canciller Angela Merkel se imponían claramente con el 38% de los votos, muy por delante de los socialdemócratas, que obtendrían sus peores resultados, con alrededor del 20%, según encuestas a pie de urna.

En otro gran país europeo, Francia, con 72 diputados, la derecha del presidente francés, Nicolas Sarkozy, también triunfó, según los sondeos, con alrededor del 27% de las papeletas, frente a una oposición muy fragmentada.

El partido conservador austríaco, en la oposición, también encabezaba las elecciones con el 29,6% de las papeletas, seguido de los socialdemócratas en el poder (24,7%), según estimaciones de la televisión nacional ORF.

En Gran Bretaña, donde los laboristas del debilitado primer ministro Gordon Brown sufrirían un nuevo revés después de la derrota en las municipales, el ultraderechista BNP y el Partido por la Independencia, que aboga por la retirada de la UE, podrían dar la campanada.

En Italia, el conservador jefe de gobierno Silvio Berlusconi, cabeza de lista de su partido, convirtió las elecciones europeas en un plebiscito sobre su figura, salpicada por sonados escándalos.

Los últimos datos confirman dramáticamente esas previsiones, y revelan que la crisis recesiva con desocupación se expande por toda Europa y el colapso financiero con desaceleración económica y achicamiento del consumo se ensaña con las poblaciones periféricas tanto de las zonas ricas como de las áreas más marginales de Europa del Este.

La desocupación en la zona euro trepó a finales de abril el 9,2%, la tasa más alta en diez años. Estos datos fueron difundidos el martes por Eurostat -la Oficina Europea de Estadísticas, dependiente de la Comisión Europea.

Los números oficiales señalan que la desocupación creció durante ese período en casi 400.000 personas en la eurozona y en más de medio millón en el conjunto de la UE, donde ya hay 20,8 millones de desempleados.

Desde septiembre de 1999 no se alcanzaba una tasa similar, la más alta desde la existencia del euro como moneda europea. En el conjunto de la UE el desempleo se sitúa en el 8,6% de la población activa.

La crisis financiera recesiva ha impactado con fuerza inusitada en las sociedades europeas, y el "euroescepticismo" se está tornado en factor social predominante, que afecta principalmente a la credibilidad en el destino del euro y en la debacle de la confianza en las instituciones de la Unión Europea.

En este contexto, a la "crisis económica" (producida por la recesión), y a la "crisis social" (producida por las huelgas y conflictos sociales) un tercer actor: El "colapso psicosocial" reflejado en las tendencias del escepticismo generalizado sobre las instituciones del sistema.

En este escenario, y de acuerdo con lo que marca el resultado de los comicios, la sociedad gira hacia la derecha y el desempleo refuerza las tendencias xenófobas y antinmigrantes.

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