Argentina: juicio a la bendita complicidad con la represión

Victoria Ginzberg, Página 12 / Editado por Señales de los Tiempos
05 y 06-07-2007

Empezó ayer el primer juicio contra un miembro de la Iglesia por homicidios, secuestros y asesinatos durante la última dictadura. El sacerdote no respondió preguntas de los jueces, que leyeron las pruebas acumuladas en su contra.

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La entrada de Von Wernich, ex capellán de la Policía Bonaerense durante la última dictadura, fue el inicio del primer juicio oral y público en el que se juzgará a un representante de la Iglesia por su participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado.

El sacerdote está acusado de haber participado en siete homicidios y 41 casos de privación de la libertad y torturas contra personas que estuvieron secuestradas en Puesto Vasco, COTI Martínez, Pozo de Quilmes, Comisaría 5 de La Plata y la Brigada de Investigaciones de La Plata. De acuerdo con la acusación fiscal, “el imputado tuvo una conspicua intervención en los centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas”, que comandaba el ex jefe de la Bonaerense Ramón Camps, secundado por Miguel Etchecolatz.

Un momento antes del inicio del juicio, el sonido de la manifestación que se realizaba en la puerta de los tribunales platenses había llegado con nitidez al primer piso: “Acaba de iniciarse el juicio contra el genocida Von Wernich. Este es un logro del pueblo. Queremos a todos los genocidas en la cárcel ya”, decía una mujer que hablaba por un megáfono.

Como el cura se negó a declarar –puede hablar en cualquier momento del juicio–, la audiencia de ayer consistió en la lectura de los cargos, las pruebas que se reunieron durante la investigación y dos declaraciones anteriores de Von Wernich.

Cúmulo de pruebas que hay contra el represor

Una de ellas es el relato que el policía Julio Emmed hizo ante la Conadep sobre el asesinato de siete personas: “En la Brigada nos esperaba el padre Christian Von Wernich, quien había hablado y bendecido a los ex subversivos. En el coche donde iba yo se encontraba el padre. Yo debía dar el golpe que adormecería a la persona, pero no logré desvanecer al joven y Giménez sacó la pistola reglamentaria. Cuando el NN vio el arma se precipitó contra ella y se entabló una lucha. Le descargué varios golpes en la cabeza con la culata de mi arma. Se produjeron varias heridas y sangró abundantemente, tanto que el cura, el chofer y los dos que íbamos al lado quedamos manchados. Se descendió a los tres cuerpos de los ex subversivos que en ese momento estaban vivos. Los tiraron a los tres sobre el pasto, el médico (Jorge Bergés) les aplicó dos inyecciones a cada uno, directamente en el corazón, con un líquido rojizo que era veneno. Fuimos a asearnos y cambiarnos de ropa porque estábamos manchados de sangre. El padre Von Wernich me habló de una forma especial por la impresión que me había causado lo ocurrido. Me dijo que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para bien del país”.

El propio Von Wernich reconoció, a pesar de que dio una versión distorsionada de los hechos, haber estado en los centros clandestinos de Camps y haber visto a personas que estaban desaparecidas. Claro que, según su declaración, esos lugares eran “comisarías con bandera, escudo, personal uniformado” que él “debía visitar como capellán para dar charlas al personal policial” y donde “aprovechaba siempre para saludar y ver a los que estaban detenidos en el lugar”. Agregó que en la comisaría de Don Bosco (el centro clandestino Puesto Vasco) “se encontraba con gente conocida” como Jacobo Timerman, director del diario La Opinión, Osvaldo Papaleo, secretario de prensa de Isabel Perón y el ex juez Julio César Miralles. Von Wernich señaló que “volvió varias veces a verlos” y que avisaba con tiempo porque organizaban “algo así como un asado para que pudieran almorzar juntos” y que “después se armaban partidos de truco” y que “el clima era muy bueno”.

Hay decenas de testimonios de sobrevivientes que reconocen haber visto y hablado con Von Wernich durante su cautiverio. “La vida de los hombres depende de Dios y de tu colaboración”, se le escuchó decir como respuesta a un detenido que rogaba no morir. El cura, además, bautizó a la hija de Liliana Galarza, que nació en la Brigada de Investigaciones. De la ceremonia participaron Camps y Etchecolatz. La niña fue entregada a sus abuelos cuando tenía seis meses, pero su madre continúa desaparecida. El ex capellán también está involucrado en la apropiación de la hija de Héctor Baratti y Elena de la Cuadra que, como sus padres, sigue desaparecida.

Los detenidos que lograron salir con vida de esos sitios relataron otros hechos. Papaleo, por ejemplo, aseguró que durante su cautiverio “lo hicieron desnudar, lo ataron a un elástico que estaba en el piso en forma horizontal y le aplicaron shocks eléctricos, primero en forma más leve, en la planta de los pies, los muslos y el pecho, a la vez que lo golpeaban con los pies en la cabeza”. Agregó que luego “se intensificó el tormento que se extendió a las encías y los genitales”. Los sobrevivientes coincidieron además en que con Timerman “había un ensañamiento especial por su condición de judío”.

El sacerdote católico Rubén Capitanio, párroco de la ciudad neuquina de Centenario, también declarará en el juicio. “Hay demasiadas pruebas de que ha sido culpable de delitos extremadamente graves, como la tortura, las violaciones, las vejaciones a personas y la complicidad en asesinatos”, expresó Capitanio. El sacerdote señaló que “la actuación del padre Von Wernich no era la única posibilidad de ser sacerdote ante el drama de los desaparecidos y los secuestrados” y consideró insuficiente el “pedido de perdón solemne” de la Iglesia Católica en el Congreso Eucarístico Nacional. “Este testimonio me permite asumir con dolor y con vergüenza la actuación de un miembro de la Iglesia de manera tan terrible, y a la vez poder estar del lado de las víctimas, poder declarar en nombre de las víctimas”, agregó.

Durante el juicio se ventilará la participación de Von Wernich en crímenes cometidos en cinco centros clandestinos: Puesto Vasco, Coti Martínez, en San Isidro; la Brigada de Investigaciones de Quilmes, el destacamento policial de Arana y la comisaría quinta de La Plata. Está previsto la declaración de alrededor de 70 sobrevivientes y la realización de inspecciones oculares a esos sitios.

La agrupación Justicia Ya!, querellante en el caso, señaló que, “en este juicio, nos proponemos mostrar que Von Wernich fue una pieza clave de ese genocidio. Es decir, que los delitos que cometió no fueron perpetrados en forma aislada, fragmentariamente, sino que se trató de una acción planificada de manera coordinada, en función de la represión ilegal implementada por la dictadura”.

2 comentarios:

Equipo Señales De Los Tiempos dijo...

[Anónimo ha dejado el siguiente comentario:]

En vez de sanata, el caso: " I. El caso del Padre Christian von Wernich en apretada síntesis En el informe que bajo el título ·Nunca mas¿ produjera la CONADEP se publica el testimonio del ex-policía, convicto condenado por delitos comunes, Julio Alberto Emmed, que involucra al P. Christian von Wernich como presente en el homicidio de tres terroristas perpetrado por integrantes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (1). Posteriormente en el juicio a las Juntas Militares la Cámara Federal pidió al citado Emmed que ratificara su denuncia a la CONADEP negándose éste en forma terminante a hacerlo calificándola de mentira y expresó: ¿que estando preso en la Unidad Carcelaria de Olmos (La Plata) cumpliendo una condena de 25 años, fue visitado por la Dra. Aguad y el Dr. Aragón, ambos de la CONADEP y que ellos le propusieron un plan que, en caso de acceder al mismo, podría darle desde la libertad y la entrega de dinero, hasta el traslado a una Unidad en Capital Federal (el traslado ocurrió a los dias de esa visita). Le ofrecieron 20.000 dólares, dijo Emmed, la libertad, la salida del país y la radicación en el exterior junto con su familia, pero debía declarar a cambio contra el comisario Etchecolatz y el padre Von Wernich (2).

[SDLT: El comentario ha sido editado por ser un extensa transcripción de este artículo: http://www.politicaydesarrollo.com.ar/nota_completa.php?id=2890 ]

Anónimo dijo...

LOS CURAS VENIDOS DEL INFIERNO
(X Luis Agüero Wagner/ www.quanta.net.py/userweb/apocalipsis)
Aunque a esta altura de los acontecimientos tal vez muchos tengan la percepción de que el título alude a Fernando Lugo, en verdad se refiere a la forma en que medios de prensa argentinos han bautizado a Christian Von Wernich, confesor del ex Jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps, detenido desde septiembre de 2003 acusado de numerosos homicidios y múltiples casos de privaciones ilegales de la libertad y torturas. Los hechos fueron registrados durante la última dictadura militar argentina, en diferentes Centros Clandestinos de Detención, delitos por los cuales se inició su procesamiento en la ciudad de La Plata.
Los delitos cometidos por Von Wernich y otros jerarcas de la Iglesia Católica fueron probados sobradamente en los testimonios de los sobrevivientes de los diferentes centros clandestinos y que fueron recogidos en 1985 en el Informe de la Comisión Nacional de Desaparecidos, algo que difícilmente pueda suceder en Paraguay, donde un sacerdote católico preside la Comisión de Verdad y Justicia, que ya se auto-adjudicó un oneroso presupuesto en medio de polémicas al respecto.
A pesar de las abrumadoras pruebas de su directa participación, Von Wernich había permanecido impune debido a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. El cura también participaba en sesiones de tortura, además de actuar como ejecutante directo en el asesinato y posterior quema de tres detenidos a quienes arrancaron de comisarías asegurando que sólo los deportarían. En uno de estos casos, detuvieron por el camino el vehículo policial para ejecutarlos y uno de los cuatro represores (un policía karateka que después se arrepentiría y confesaría lo que había hecho) le dio un fuerte golpe en la cara a uno de los secuestrados con el objeto de dejarlo inconsciente. Uno de ellos se resistió y empezó a sangrar profusamente, manchando con sangre en la trifulca al cura, al chofer y al karateka. El coche se detuvo, los tripulantes descendieron y mientras el cura y los otros policías los sujetaban, uno de los represores les inyectó un veneno directamente en el corazón, causándoles la muerte inmediata. En diferentes situaciones parecidas, Von Wernich asesinó o participó en el secuestro, extorsión, tortura, asesinato, desaparición y ultraje de cadáveres de más de treinta personas.
Según consta en los Archivos del Terror paraguayo, abundaban ejemplos análogos de religiosos con la misma conducta en nuestro país, algunos de los cuales oficiaron sin remordimientos como delatores al servicio del temible jefe de la policía política Pastor Coronel. Se ha publicado que el 17 de enero de 1978 la religiosa Gilberta Lovera, por dar un ejemplo, se presentó ante las autoridades policiales solicitando la intervención represiva de las mismas en la Parroquia “San Cristóbal” dado que un charlatán canadiense realizaba allí una prédica subversiva que elogiaba al comunismo. También son bastantes conocidos los ejemplos de capellanes católicos e incluso obispos desvinculados del estado que desde el púlpito cantaban loas a la dictadura militar del General Stroessner.
Ejemplos tan cercanos geográfica y políticamente al caso paraguayo como el de Von Wernich, contribuyen a ensombrecer aún más el manto de dudas que cubre a la Comisión de Verdad y Justicia paraguaya presidida por Mario Melanio Medina, a la que investigadores del Archivo del Terror ya han acusado de omitir en sus denuncias públicas cerca de 8.000 fichas de víctimas de la dictadura.
Eso en país donde la libertad expresión está controlada en más de un 90 por ciento por una pequeña red de asociaciones vinculadas entre sí, que comparten el antecedente de haber estado vinculadas a la dictadura y que para colmo, son regadas permanentemente con dólares provenientes de la embajada norteamericana.
LUIS AGÜERO WAGNER.