Brasil de Fato, un ejemplo de convivencia entre medio de comunicación y movimientos sociales

Pascual Serrano
Rebelión
27/11/09

En Brasil se encuentra una experiencia de periódico semanal de ámbito nacional que merece que le prestemos atención. Se trata del diario Brasil de Fato, editado y de propiedad de los movimientos sociales. Entre ellos, organizaciones como Vía Campesina, Consulta Popular, pastorales sociales vinculadas a la iglesia católica progresista, sindicatos, partidos de izquierda, colectivos feministas, organizaciones estudiantiles... Estas y otras organizaciones son invitadas a componer el consejo editorial, que convoca reuniones mensuales con personalidades del mundo político e intelectual donde se señalan críticas y se establecen pautas para el periódico. También existe un consejo político, con figuras públicas de prestigio nacional, que da apoyo a línea política del periódico.

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Brasil de Fato comenzó a funcionar en enero de 2003 con una tirada de cien mil ejemplares pero con un considerable gasto debido al coste de contar con grandes firmas del periodismo nacional. En 2006 sufrieron una crisis que supuso una redistribución del suelo y, según afirman, desembocó en que se quedaran los profesionales más jóvenes y comprometidos. Hoy la tirada es de cincuenta mil ejemplares y cuentan con diez mil suscriptores. Su distribución en quioscos se circunscribe a las grandes ciudades. Por otro lado, se trata de una publicación con gran rotación lo que aumenta su índice de lectura, puesto que una gran cantidad de ejemplares son distribuidos por las organizaciones que integran el consejo. La tirada puede variar a petición de alguna organización que considera que en ese número se aborda alguna temática de especial interés para ellos. Brasil de Fato es ante todo una herramienta de las organizaciones sociales, por ejemplo un reportaje sobre una favela concreta provocará que se distribuyan un mayor número de ejemplares en ese suburbio.

Aunque son muchos más los representantes convocados a su reunión editorial el primer sábado de cada mes, unas treinta personas de los colectivos asesorados por varios analistas invitados establecen las directrices en cada una de esas reuniones que duran en torno a cinco horas.

La reunión, tras un análisis sobre la coyuntura nacional e internacional, establece las temáticas generales para todo el mes, que pueden ser en torno a cuarenta o sesenta temas. Posteriormente, el colectivo de periodistas los estudia e intenta agruparlos para dar cobertura a todos con autonomía para seleccionarlos y darles diferentes niveles de prioridad.

Las relaciones entre el consejo editorial no están exentas de polémicas, por ejemplo hubo discrepancias en la cobertura de informaciones como la muerte de Michael Jackson, los miembros del consejo consideraron que se le dio una importancia excesiva.

El equipo lo integran un editor jefe (director), tres editores y un equipo de seis reporteros en Sao Paulo más corresponsales en Río de Janeiro, Curitiba, Porto Alegre, Asunción y La Paz. Disponen también de colaboradores en otros puntos del globo. Todos los de Brasil están presentes en la reunión mensual del consejo. Existe además un consejo editorial local en Río de Janeiro integrado por los movimientos sociales de esa ciudad.

En la actualidad, el proyecto se encuentra saneado económicamente mediante los ingresos por venta de ejemplares, donaciones de los movimientos sociales y publicidad. No existe acontecimiento político o movilización brasileña donde no se encuentre, además del periodista de Brasil de Fato, un stand de venta del diario. Si bien debido a la crisis económica los movimientos sociales han debido incrementar sus donaciones. No aceptan publicidad privada, sólo la que procede habitualmente del gobierno federal a través de instituciones como el Banco Federal o mediante al inserción de anuncios que informan de proyectos sociales estatales.

Todos sus contenidos son de libre reproducción y disponen de dos ediciones diferentes, la de papel y la web (http://www.brasildefato.com.br/) que tiene función de agencia de prensa. No todo lo que se incluye en papel se encuentra en la web y viceversa. La web suele incluir cada día unos tres o cuatro textos de información o reportajes y tres artículos de opinión. Las cifras de acceso a la página de internet se estiman en diez mil lectores diarios a la portada.

La independencia de los colectivos con respecto a las relaciones con el gobierno Lula han desencadenado confrontaciones de Brasil de Fato con el gobierno en muchas ocasiones. Por ejemplo en asuntos como la cuestión indígena, la reforma agraria o la situación medioambiental. En las últimas elecciones presidenciales (2006), el periódico no se pronunció electoralmente en la primera vuelta al existir varios candidatos de izquierda. Ya en la segunda ante dos candidaturas enfrentadas, la de Lula y la de Geraldo Alkimin, más a la derecha, pidieron el apoyo a Lula, no sin conflicto en el seno del consejo. Se da la circunstancia que Brasil de Fato ha entrevistado a varios jefes de Estado como a Evo Morales, Rafael Correa o Manuel Zelaya, pero nunca a Lula. En el caso de Zelaya han sido el único medio brasileño que entrevistó en exclusiva al derrocado presidente hondureño, fue en dos ocasiones.

El debate sobre el equilibro adecuado entre militancia y periodismo es una constante. Aunque en su primera época era, digamos, más panfletero, ha ido evolucionando hacia una mayor profesionalización sin perder la línea editorial, su diseño es una buena prueba de ello. Un detalle es que solo cuentan con un columnista de opinión, más fruto de su prestigio y honorabilidad que de la intención de dar prioridad a la opinión. Se trata de Hamilton Octávio de Souza, profesor de la PUC (Pontificia Universidad Católica).

Igualmente cuentan con un editorial en cada número, elaborado por los miembros del directorio de movimientos sociales. Sin embargo, los editores procuran limitar una presencia excesiva de los líderes de estos movimientos sociales en reportajes.

Los periodistas afirman que cuentan con más autonomía que los profesionales de otros medios privados brasileños, como por ejemplo O Globo. Señalan que de dedicarse a trabajar en medios comerciales podrían cobrar mucho más, el doble quizás, pero que se encuentran a gusto en Brasil de Fato donde se sienten vinculados por principios y militancia más que por un sueldo y un contrato laboral: “Tu te identificas con algo que te libera, no existen ningún tema prohibido en Brasil de Fato”, afirman. En alguna ocasión ha habido diferencia de criterios entre el equipo de periodistas, en ese caso el conflicto se lleva al consejo editorial. Sucedió, por ejemplo, con un debate política ante la salida de la ministra de Medioambiente del gobierno Lula, Marina Silva, la discusión se generó entre la oportunidad de entrevistarla o no. En cualquier caso, una clave del éxito y de la convivencia es la búsqueda constante de consensos entre periodistas y consejo editorial.

Brasil de Fato dispone de acuerdos con otros medios escritos progresistas del panorama mundial como La Jornada (México), Página 12 (Argentina) y las agencias Alai, Prensa Latina o IPS. No están suscritos a agencias comerciales, sólo para el uso de fotografías.

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Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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