Obamanía y el final de una Historia

Luis Delgado Arria
RNV
03/03/09

Tras una inusual campaña en la que vino siempre de atrás, el senador demócrata Barak Obama logró en definitiva alzarse con la victoria, por reposado margen, sobre su oponerte republicano el senador John McCain. Un programa de gobierno tentador para un importante segmento del electorado, el manejo de una inusitada maestría discursiva y una inyección copiosa de recursos a su campaña terminaron así por abrir las puerta a la Casa Blanca a Obama.

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Pese a un clima de creciente desánimo general, Obama logró movilizar un grueso sector del electorado que compró sus ofertas de moderar el tono en política exterior pero, sobre todo, de imprimir una acción progresista en política interna, incluyendo cambios estructurales en favor de los estadounidenses. Las autoridades en Washington estimaron que al menos 4 millones de personas asistieron personalmente a la toma de posesión de Obama, la afluencia de adeptos más grande que haya visitado nunca la capital de esa nación.

Pero, veamos someramente: ¿Cómo ha sido recibido el fenómeno Obama por los votantes estadounidenses y por el resto del mundo? ¿Qué desafíos esperan a Obama? Y, más importante aún, ¿quién es realmente Obama? ¿Cuál es su proyecto?, ¿Cómo llegó al poder?, ¿Quiénes fueron sus mentores y financistas? Y, particularmente, ¿qué tipo de figuras ha designado hasta ahora para que lo acompañen en el gobierno? Todos, elementos claves para burbujear ¿qué es lo que realmente está en juego en EEUU de cara a la presente coyuntura interna y del escenario geo-político mundial, incluyendo a Venezuela?

Obamanía en EEUU y en el exterior

Hasta hace apenas dos años atrás sólo una reducida elite de políticos de EEUU conocía el nombre y alguno que otro dato de la trayectoria de Obama. Sin embargo, una meteórica campaña que inició hace menos de dos años imprimió un vuelco radical a su candidatura, pareciendo echar por tierra lo que hasta hace poco se consideraba la tradición más sólida del país. Esto es, la tradición de tener unos representantes gubernamentales y una política blanca, anglo, protestante y favorable a la clase más acaudalada en la primera magistratura del país.

La radiante y segura imagen que trasmitió —y que continúa transmitiendo Obama— contrasta así con el paulatino pero invariable desplome del prestigio —y de la influencia— de Washington en el mundo. Gozar de una imagen como la de Obama en un contexto de aguda crisis económica interna y externa no es poca cosa. Queda claro que Wall Street ha dejado de ser el referente financiero mundial. Hay que sumarle a esto que el último informe sobre tendencias globales del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos pronostica que para el 2025 podría ya ser irreversible el escenario de desplome definitivo de la hegemonía global de EEUU con lo que dibujaría la emergencia de un nuevo orden mundial multipolar.

El contexto de retroceso de EEUU en casi todos los aspectos —geo-político, económico, social, cultural, con la sola excepción del militar, contrasta, sin embargo, con la persistencia del mito de un 'sueño americano'. Un imaginario que sigue en pie y continúa hechizando a multitudes tanto al interior de EEUU como más allá de sus fronteras.

Así, en un país teóricamente antiamericano como Francia, la 'Obamanía' pudo palparse en las calles. Y en Berlín centenares de miles de almas aplaudieron a Obama durante su visita en pleno periodo electoral. Hasta donde se sabe ningún ciudadano, intelectual o medio de comunicación de Europa se quejó de que un extranjero hiciera proselitismo político en patria ajena y más bien exteriorizaron un interés casi inaudito hacia asuntos claramente domésticos de la política interna estadounidense.

Europa pareciera haber comunicado su deseo de ver un vuelco radical hacia lo que casi unánimemente se valora como la gestión infamante de Bush. Pero Europa formula asimismo la necesidad de desmarcarse de la crisis financiera estadounidense, además de su temor de que los problemas económicos globales se ahonden hasta enredarles gravemente su relativo estado de bienestar. Algo que influyó definitivamente en las simpatías que Obama cosechó en el exterior fue su imagen aplomada, reflexiva y su discurso en favor de la inclusión, un asunto que conectó muy bien con su biografía de minoría étnica.

El hecho de ser el primer presidente negro en una noción de prosapia racista envió un mensaje muy fuerte no sólo a África —de donde es originario el padre de Obama— sino hacia buena parte de una Europa urgida de señales de cambio tajante en la política exterior y la política financiera estadounidense, incluso dentro del horizonte capitalista burgués. Tal como lo enunció Björn Conrad, del Global Public Policy Institute: "En estas elecciones lo que se esperaba, tanto en Estados Unidos como fuera, era un cambio simbólico... y para encarnar ese cambio Obama era (la figura) perfecta".

La revista Time reseñó sin embargo hace poco que la "euforia global que ha despertado Obama tanto al interno como en el exterior de EEUU se estrellarán contra la realidad de que “Obama ha sido elegido presidente de los Estados Unidos, no secretario general de la ONU". Y concluyen que dicha realidad lo forzaría por tanto a defender los grandes intereses corporativos que hacen vida en EEUU, y no las expectativas éticas u otras necesidades de emancipación del resto del mundo.

¿Quien es Obama y cómo ser el presidente de un imperio capitalista en picada?

Pero ¿quién es realmente Obama? Barack Hussein Obama Jr. nació en Honolulu el 4 de agosto de 1961. Es una figura política estadounidense que llega a la presidencia tras desempeñarse como Senador por el estado de Illinois.[Es Es el quinto legislador afroamericano en el Senado de los Estados Unidos y el primer candidato afroamericano del partido demócrata.[] Estudió en la Universidad de Columbia y en la escuela de derecho Harvard Law School, trabajó como organizador comunitario y ejerció su carrera como abogado en derecho civil, antes de ser elegido y servir como senador del estado de Illinois desde 1997 hasta el 2004. En 1993 se unió al bufete de abogados Davis, Miner, Barnhill & Galland, una firma especializada en litigios de derecho civil y desarrollo económico urbano.

[]Durante su campaña presidencial Obama insistió en poner fin a la guerra de Irak, en su disposición a quitar tensión a todas las viejas relaciones internacionales, en alcanzar la independencia energética y en favorecer la prestación de asistencia sanitaria universal. En el mismo periodo visitó a las tropas de EEUU en Irak, avaló los rescates financieros en favor de las grandes entidades financieras y bancarias y se retractó de su oferta electoral inicial de estatizar y universalizar el seguro de asistencia médica.

¿Cómo llegó Obama al poder y a qué intereses responden sus mentores y financistas?

Abner Mikvner, portavoz sionista, ex parlamentario, juez federal y consejero del Presidente Clinton durante su estancia en la Casa Blanca expresó hace poco: “Barack Obama es el primer Presidente judío” [en EEUU]. Según Mikvner el historial de los principales cargos estratégicos recién designados por Obama refleja tanto el estrecho compromiso de Obama hacia el Estado de Israel como su capitulación total a la Configuración del Poder Sionista en los Estados Unidos.

Estos mismos sionistas aparecen incluso por prensa alardeando de haber librado (y ganado) la lucha antirracista por los sectores afro-americanos. Varios de ellos han subrayado que la figura pública de Obama es de factura judía por lo que su política debe estar asociada al respaldo incondicional al estado de Israel. El Chicago Jewish News publicó este pasado 24 de octubre de 2008 que: “Los judíos fueron quienes hicieron (a Obama). Donde quiera que miren se encontrarán con una presencia judía”.

La biografía de Obama está siendo activamente maquillada por estos sectores sionistas, llegando al extremo de despreciar el respaldo inicial que recibiera Obama del reverendo Jeremiah Wright, quien garantizó el ingreso de Obama a la prestigiosa universidad de Ivy. Todo porque Wright se atrevió a deslizar algunas declaraciones que habrían crispado al sionismo.

Los factores sionistas han aducido que Obama ha escalado tan altas posiciones sólo gracias al respaldo que ellos le han brindado. Curiosamente, Obama no ha desautorizado estas declaraciones. Lejos de ello, Obama ha eliminado de su círculo de influencia a factores y personalidades que fueron sus mentores originales, accediendo incluso a insultarlos y a permitir que fueren vejados por integrantes del sionismo. Fue lo que hicieron recientemente con el expresidente Carter dado que este en ocasiones expresó su condena a acciones militaristas del sionismo internacional.

A solicitud de los sectores sionistas, Obama ha expulsado de su círculo de influencia a personalidades como Zbigniew Brzezinksy y Robert Malley, sus principales consejeros en política exterior. Según James Petras: “La conversión y promoción de Obama como seguidor de “Ante todo, Israel”, es un caso práctico excelente sobre los métodos utilizados por la ZPC para construir una base de poder casi invencible en el sistema político estadounidense. La construcción de Obama por la ZPC (red sionista) no es otra cosa que el resultado de la operación planificada de antemano y centralmente controlada por una camarilla”.

Para Petras, la operación de cooptación de Obama al servicio del poder sionista internacional se cumple en un proceso que inicia desde el propio inicio de la carrera académica y política de Obama. Operación que se habría cumplido mediante un bombardeo ideológico que integra los niveles individual, familiar y comunitario. Una operación que, según Petras, contó con recomendaciones para garantizar una carrera académica meteórica, financiamiento para ascender en la política y oportunidades para hacer jugosos negocios para financiarse los repetidos viajes a Israel.

De acuerdo con un articulo recién publicado en el Chicago News el proceso de transformación de Obama en un acólito del sionismo internacional se inició muy temprano en la Escuela de Derecho de Harvard en donde habría sido captado para el sionismo, y luego meticulosamente conducido y promovido por el poder que le puso a su servicio una red de profesionales sionistas enquistados en universidades, empresas, bancos e incluso en el congreso nacional.

Obama habría sido llevado de una asociación de amigos y vecinos de la comunidad judía hasta el epicentro mismo del Partido Demócrata hacia 1990. Allí habría sido puesto en contacto con figuras políticas destacadas del sionismo como David Axelrod y Bettilu Salzman quienes a poste han sido designados por Obama como sus piezas fundamentales de campaña a la presidencia de EEUU. Durante su permanencia en el congreso Obama compartió despacho con Ira Silverstein, un judío ortodoxo y fanático de la corriente “Israel por encima de todo” quien lo habría instado a suscribir resoluciones que condenaban las bombas de la Organización para la Liberación de Palestina.

En el 2006 Obama fue acompañado a Israel por el vicepresidente ejecutivo de la Federación Judía del Chicago Metropolitano para hacer el peregrinaje obligatorio que exige Israel como señal de devoción. Una vez cumplido este ritual de adhesión Obama recibió el apoyo financiero de importantes millonarios sionistas como Lester Crown cuyo hijo fue poco después designado para manejar la campaña de finanzas de Obama en Illinois.

Crown padre recientemente declaró: “Desde el momento en que me encontré con él (Obama), las veces que hablamos sobre Israel, y lo hicimos en varias ocasiones, siempre fue un ferviente patrocinador de la posición defensiva de Israel, de la posición de Israel en relación a la seguridad”.

Diversos intelectuales han dicho que esta carrera nacidas de las entrañas mismas del sionismo fascista concluyeron con las presiones para que Obama se deshiciera de sus consejeros Zbigniew Brzezinski, Asesor de Seguridad Nacional del ex Presidente Jimmy Carter, Samantha Power, autora y profesora universitaria en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad Harvard y a Robert Malley, ex asesor de Clinton. Las razones de sus salidas obedecen a sus posiciones críticas frente a crímenes cometidos por el sionismo o sencillamente por avalar “una política imparcial hacia Oriente Medio”, posición palmariamente “antisemita” a los ojos de algunos enceguecidos partidarios de Israel que copan las Presidencias de las Organizaciones judías estadounidenses más importantes.

Primeros nombramientos y posibles políticas

Si bien la política interna luce más clara luego de las primeras declaraciones de Obama, pronosticar cual será su línea de política en materia exterior luce mucho más complejo. Sus primeros nombramientos sin embargo ofrecen una pista sobre los verdaderos objetivos que persigue.

Veamos: Para manejar la compleja política en el Medio Oriente, Obama designó a Dennis Ross, un mordaz cuadro sionista adepto de las políticas guerreristas de Israel. Ross reclama por lo demás un ataque armado preventivo contra las instalaciones nucleares y militares iraníes y es partidario del bloqueo de alimentos israelí sobre más del millón y medio de habitantes civiles que viven en la Franja de Gaza. Asimismo patrocinó los ataques aéreos de Israel contra objetivos civiles en el Líbano.

Obama designó para altos cargos en la Casa Blanca a Rahm Emmanuel, David Axelrod, Alan Dershowitz y Lawrence Summers, todos adeptos confesos de la política sionista. Algo parecido puede decirse de la Secretaria de Estado Hillary Clinton y del Secretario de Defensa Robert Gates quienes han mostrado tal venia frente a la red sionista que importantes analistas opinan que en poco tiempo emprenderán una ofensiva contra diferentes focos de la resistencia a su hegemonía en la región de Medio Oriente, independientemente de la posición que asuma la ONU y la comunidad internacional a dicho respecto. Gates, por ejemplo, fue el responsable de conducir la supuesta guerra contra el terrorismo contra Irak y Afganistán.

El principal consejero designado por Obama para América Latina es el abogado Greg Craig, asesor de Madeleine Albright, quién fuera la Secretaria de Estado de Bill Clinton es decir su Canciller. Precisamente fue Albright quien defendió las sanciones internacionales contra Irak posterior a la Primera Guerra del Golfo (sanciones que derivaron en a muerte de más de un millón y medio de iraquíes, sobre todo niños). Cuando fue interrogada sobre este genocidio de civiles y en especial de chiquillos Albright declaró literalmente que dichas muertes: “valieron la pena”. Craig, además, tiene como uno de sus clientes a Gonzalo Sánchez de Lozada, ex-presidente boliviano cuya extradición está siendo solicitada a Bolivia por el gobierno de Evo Morales a objeto de juzgarlo por la salvaje represión armada que lanzó su gobierno contra los masivos levantamientos populares del 2003.

¿Obamanía en América Latina?

Obama se alzó con la victoria con un encendido discurso en favor del cambio. No obstante, sus primeros actos de gobierno han ido orientados a designar a altos oficiales que fueron precisamente los principales responsables del desastre económico, político, social y ecológico que se vive en EEUU y que a su vez la administración Bush ha esparcido por el planeta. Así, pese a que los medios internacionales han hecho lo imposible por levantar una nueva ola de optimismo dentro y fuera EEUU mediante una suerte de Obamanía, la hondura misma de los problemas hace muy difícil figurar que esta ilusión vaya a poder prolongarse más de un año.
La popularidad de Obama está en contradicción directa con el estilo, intereses y trayectoria de Gates y Hillary Clinton quienes apuntalaron en su momento la decisión de Bush de reactivar la Cuarta Flota en las aguas de América del Sur, una acción directamente encaminada a disuadir a los pueblos latinoamericanos y caribeños de toda idea soberana que contraríe los intereses y aspiraciones del capital internacional.

Así, en reciente audiencia ante el Senado, Hillary Clinton expresó asimismo que la nueva administración de Obama debería tener “una agenda positiva” hacia la región latinoamericana a objeto de contrarrestar “el temor propagado por Chávez y por Evo Morales”. En esta misma línea, Obama declaró hace poco que: “Chávez ha sido una fuerza que ha impedido el progreso de la región, (...) y que Venezuela está exportando actividades terroristas y respalda a organizaciones como las FARC”, en lo que ha sido tildado de ser casi un calco de la rancia política exterior de Bush hacia la región.

Obama ofreció unas declaraciones enigmáticas que están siendo insistentemente usadas por medios de la oposición como si hubiesen sido directamente dirigidas al gobierno de Venezuela: “Quienes se aferran al poder mediante la corrupción, el engaño y la represión a la disidencia, tienen que saber que están del lado equivocado de la Historia, pero les tenderemos la mano si están dispuestos a abrir el puño”.

Más directas fueron las declaraciones de James Steinberg al responder al senador Richard Lugar en estos términos: “Nuestros amigos y aliados en América Latina esperan que EEUU aporte un liderazgo sólido y sostenido en el continente, como contrapeso a gobiernos tales como los que están actualmente en el poder en Venezuela y Bolivia, los cuales siguen políticas que no corresponden con los intereses de sus pueblos, o de su región”.

Steinberg adujo asimismo que: “El gobierno de Obama tiene previsto una diplomacia perspicaz hacia Venezuela que incluye contactos directos cuando coincidan con nuestros intereses nacionales. Estos intereses incluyen poner fin a los vínculos de Venezuela con las FARC y cooperación con la lucha anti-narcóticos. “Durante demasiado tiempo hemos cedido el campo de juego a Chávez, cuyas acciones y visiones para la región no sirven a sus ciudadanos ni a los pueblos de América Latina. Tenemos la intención de desempeñar un papel más activo en la región que evite dar prominencia innecesaria a los esfuerzos teatrales de Chávez por copar la escena”.

Obama asimismo se ha mostrado presto a “suavizar las restricciones a los viajes y al envío de remesas a Cuba”, pero ha puntualizado que no se contempla poner fin al embargo decretado en contra de la isla desde 1962.

El pantano de la economía estadounidense

Todo parece apuntar a que los 800 mil millones de dólares que se han entregado a entidades financieras para conjurar la crisis son insuficientes y que se requiere al menos tres veces esa suma para retornar una cierta tranquilidad a los mercados.

Otro obstáculo es que según expertos internacionales las entidades financieras y los bancos auxiliados precisan ser nacionalizados y ser objeto de vigilancia regular y muy estrecha para evitar una nueva crisis autoinducida. Esto podría implicar el cierre por quiebra de grupos como CityGroup y de otros gigantes emblemáticos de las finanzas de EEUU.

Pero hay otro obstáculo acaso el más complejo y más peligroso para el mundo, y en particular para el Medio Oriente y América Latina. Dado que la crisis que ha desatado EEUU sobre las finazas internacionales ésta ha degenerado una crisis global que ha des-balanceado el comercio y el sistema financiero de EEUU y del resto del mundo industrializado al mismo tiempo. Reestablecer la normalidad, según analistas, va a requerir la aplicación de una reforma global de todo el sistema económico mundial. Su objetivo sería reposicionar el déficit comercial de EEUU por la vía de la reducción significativa de su enorme deuda, factor que profundiza peligrosamente su dependencia exterior.

El déficit presupuestario de EEUU se ubica este año en 1,2 billones de dólares equivalente a 8,3% del PIB. Una cifra extraordinariamente desastrosa que no sólo supera el peor resultado de la era Reagan (6% en 1993), sino que además evidencia que el déficit se ha multiplicado por tres de un año para otro y que tal propensión al desequilibrio sistémico sigue su curso.

El Instituto Levy de Economía acaba de publicar un informe que concluye que: “Las perspectivas (económicas) de EEUU se han tornado alarmantes, si no desastrosas”. Dicho informe estratégico advierte que “la magnitud de las fuerzas negativas que incluyen el colapso virtual de la banca, de los prestadores privados, del ingreso y, por ende, de la capacidad de compra de los consumidores, hace quimérico que las autoridades de EEUU puedan aplicar un estimulo fiscal y monetario de escala suficiente como para reestablecer la demanda y los niveles de empleo a niveles aceptables en los siguientes dos años”. Por el contrario, la tasa de desempleo está aproximándose ya al 10% según estimaciones para 2010. El informe del Instituto Levy de Economía pronostica que la administración de Obama está subestimado presupuestariamente el monto del paquete de rescate y que un fracaso del presente esquema de recuperación pudiera concluir en breve hacia una fuga concluyente de la confianza de los prestatarios chinos.

El informe Levy duda que nivel de desequilibrio pueda ser manejado sólo con argumentos políticos y pronostica que Obama deberá aplicar medidas estructurales mucho más drásticas. Entre estas estarían la interrupción de la política de libre mercado y la reversión de la política de manejo de un sistema financiero en manos privadas, tan cara a sus asesores neoliberales en materia financiera.

El esquema de salvataje seguido por Bush —y continuado por Obama— tiene el mérito de proteger la capacidad de compra que tiene EEUU de productos provenientes de China. No obstante, el informe Levy duda que el financiamiento que tiene los contribuyentes estadounidenses de este esquema global sea sustentable por más de un año si no logra reestablecer niveles aceptables de empleo, cosa que luce objetivamente inalcanzable. Para ponerlo muy gráficamente, la recesión y la inflación que están pagando —y deberán seguir pagando— los contribuyentes estadounidenses lograrán mantener estable los niveles de empleo y de la economía de China pero no los de EEUU. Un dato: sólo durante el 2008 se esfumaron 2.600.000 empleos en Estados Unidos, 1.900.000 de los cuales se perdieron sólo durante los últimos cuatro meses del año, representando el peor deslave de empleo del país desde 1945, a fines de la segunda guerra mundial. De proseguir tal tendencia por un semestre más, fenómenos tales como explosiones sociales serían predecibles.

EEUU frente a su crisis interna, América Latina y el mundo

En este contexto de acorralamiento económico y de pérdida creciente de su influencia política sobre América Latina y el mundo ¿a qué tipo de política apelará Obama para salvaguardar el magullado sueño americano?

En lo que respecta a la imagen de Estados Unidos en el mundo jamás, desde la Segunda Guerra Mundial, ésta nunca había lucido tan degradada. Por lo pronto, Obama ya ha dejado entrever en materia de política exterior que no cumplirá con sus ofertas iniciales de: 1) retirar todas las tropas de Irak, b) sentarse a dialogar democráticamente con todos los países con que EEUU haya tenido tensiones, 3) distender las relaciones con Cuba, 4) modificar la artimaña de la zanahoria y el garrote en materia de política exterior. No obstante, tal atmósfera enrarecida contrasta con algunas promesas de alto valor simbólico relativas al presunto cierre de Guantánamo en el plazo de un año y a la prohibición terminante de tortura en territorio estadounidense o bajo ocupación estadounidense.

Veintidós de los treinta y cinco primeros nombrados de Obama son sin embargo egresados de universidades de elite estadounidense o de presuntuosos colegios británicos. La prepotencia que caracteriza a este tipo de sujetos habitualmente los ha inducido a convertirse en fabricantes de catástrofes mundiales. Tal fue el caso durante la guerra de Vietnam. Pero Estados Unidos, hoy luce más bien la imagen de un estado de colapso sistémico que la intrepidez del «Yes, we can», con que Obama ha querido levantar los menguados ánimos de la ciudadanía de la primera potencia militar del planeta pero no ya económica ni social ni cultural. Una potencia con pies de barro, con una economía enferma y una población manipulada y crecientemente proletarizada que ya muestra signos de comenzar a exasperarse.

1 comentarios:

Ajmaknic dijo...

Muy interesante articulo. GRacias por compartirlo.