¡El muro nos encierra a todos!

Arturo Yarish
22 de junio de 2007
Tlaxcala
Traducido por Atenea Acevedo

Está creciendo un monstruo en la frontera sudoccidental de USAmérica. Producto del miedo, criado con racismo, alimentado con ganancias, el monstruo crece al devorarse a quienes se le acercan. Está tendido en silencio mientras crece en longitud y altura, nutriéndose de dólares de los contribuyentes usamericanos y engullendo trabajadores latinoamericanos, la mayoría migrantes mexicanos. El muro que serpentea sobre la frontera usamericana constituye una grotesca ofensa contra todos los pueblos latinoamericanos, pero lo más trágico es que también es una grotesca ofensa contra los propios usamericanos: marca los límites sureños de su Nuevo Estado Carcelario. El muro los encierra.

USA es la sociedad más cerrada del mundo y ahora lo demuestra con un muro fronterizo. ¿Debemos ahora suponer que pronto estarán cavando fosos defensivos en la frontera norte y la frontera sur? USA se encierra en un Estado fortaleza y militariza sus fronteras tras muros cada vez más largos. Un país rodeado de sus propios mitos nacionales que ahora se cierra y aísla del resto de sus vecinos americanos y considera como enemigos a países que podrían ser amigos naturales.

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Un país que despliega operaciones militares a lo largo y ancho del mundo y exige, a punta de pistola, libertad de inversión por doquier, y se rodea de muros imponentes. Un país que consume 50% de los recursos naturales del planeta, levanta muros para prohibir el paso a los “hambrientos y exhaustos”, las cada vez más numerosas masas de migrantes explotados que las trasnacionales capitalistas producen día a día. Después de más de un siglo de invasiones, de explotar las riquezas de toda Latinoamérica, destruir abierta y encubiertamente la democracia en la región, desestabilizar las economías nacionales, extender la pobreza generalizada y la desesperación que hoy causa la migración masiva hacia el norte, culpa a las víctimas.

La clase gobernante usamericana niega su responsabilidad y su propia tradición migratoria mientras levanta vallas frente a sus vecinos más próximos. El muro contradice las palabras grabadas en la base de la Estatua de la Libertad y les arrebata todo significado. Tras destruir las oportunidades laborales de millones de latinoamericanos, tras eliminar millones de empleos en el campo y en la fábrica, el neoliberalismo genera la nueva diáspora latinoamericana al lanzar a millones de personas a la larga marcha en busca de un trabajo. La construcción de este muro de la vergüenza, también conocido como muero de la muerte, y los centros de internamiento que lo acompañan, es la locura chauvinista llevada al extremo: la extensión lógica del neoliberalismo y militarismo que nos acerca peligrosamente al fascismo.

A pesar de tener acceso a múltiples sistemas de comunicación, muchos ciudadanos usamericanos viven bajo un velo enorme de oscuridad y miedo. La veloz producción de miedo es la actividad más importante del Estado imperialista. Varios traficantes de miedo fabrican imágenes que nos aterran y conducen a aislarnos de nuestras hermanas y hermanos latinoamericanos. Estimular la sospecha generalizada frente al “Otro”, el otro interior y el otro exterior, es una poderosa estratagema de control social, pero debemos reconocerlo concretamente como una herramienta de control de la mano de obra. El miedo cultivado y los temores fomentados en los medios masivos crean un muro imaginario que nos impide extender la mano a nuestros semejantes y organizarnos. El 1% que son los poseedores de las riquezas ahora enfrenta un número cada vez mayor de pobres, y conforme los ricos atesoran las migajas que quedan, levantan más muros y contratan a más guardaespaldas, pero la ira crece. Cuando la gente del pueblo a ambos lados del muro pide justicia en la aplicación de la ley, la verdad y la igualdad económica, los poderosos construyen muros más altos y más largos. Tal vez los muros los encierren, pero nos separan a todos. A derrumbar los muros.

Siguiendo las palabras que Jim Garland plasmara en la década de 1940 y que solía cantar Woody Guthrie, así se expresa la profunda frustración de las familias trabajadoras que buscan un empleo en ambos lados del muro usamericano de la vergüenza y que no pueden desembarazarse del miedo a la deportación o la cárcel:


Trabajamos para construir este país, míster
Mientras tú gozabas de lo lindo
Te robaste lo que construimos, míster
Ahora nuestros hijos pasan hambre y frío.

Piensa que soy tonto, si quieres, míster;
Llámame verde, azul o rojo;
De lo que estoy seguro, míster:
Es que mis hijos hambrientos tienen que comer.



De hecho, USA es un país con profundas divisiones y grandes contradicciones cada vez más evidentes, un país separado por muchos muros internos. Al haber más y más personas inmersas en el Estado carcelario del miedo, la corrupción y el engaño, la derecha fanática construye numerosos muros: muros penitenciarios, muros en los campos de internamiento, muros en los campos de detención de migrantes, muros económicos y muros que conforman barreras sociales. Se levantarán otros muros para separar a las comunidades ya de por sí divididas. Se aislarán grandes centros urbanos con inmigrantes y éstos, atrapados, recibirán pases diarios para trabajar en las comunidades amuralladas de los alrededores. Ya se están levantando los muros, pero los más aterradores son aquellos que rodearán las mentes y los campos de concentración. Y siempre dijimos “Aquí no puede pasar”.

Los muros externos y los muros internos ya están ahí. Los muros del miedo encierran a algunos, los muros carcelarios encierran a otros, las hipotecas imposibles de pagar apresan mentalmente a muchos más en empleos mal remunerados y los narcóticos encierran a quienes no han tenido nada antes de lanzarlos contra el muro de la desesperación sin retorno.

Retomemos las palabras de otra persona apresada por el sistema usamericano colonial y generador de cercas, Andrés Jiménez, poeta puertorriqueño que clama a su pueblo atrapado en las garras del colonialismo inmutable: ¡Coño despierta! ¡Somos iguales, somos iguales!

En estos tiempos, ¿llegaremos a escuchar a un presidente usamericano repetir las palabras del presidente Reagan y exigir que USA “derribe este muro” que divide al continente americano y a todos los americanos? *



* El 12 de junio de 1987, en una visita a la dividida ciudad alemana de Berlín, el presidente Ronald Reagan desafió públicamente al líder soviético Mijaíl S. Gorbachov a “derribar este muro”. Cita textual tomada de la edición del 12 de junio de 2007 del New York Times.

Arturo Yarish fue líder sindical en USA. Es activista y busca lograr el reconocimiento mutuo entre los trabajadores de uno y otro lado del Río Bravo para desarrollar una lucha común. Este ensayo fue escrito en San Miguel de Allende, México, en junio de 2007.

Traducido del inglés al español por Atenea Acevedo, miembro de Tlaxcala, red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.

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