España: "Pasé días en una celda de aislamiento atada a una cama donde también me pinchaban"

20 Minutos
15/12/09

"Me aislaban y me medicaban por la fuerza, me humillaban y me impedían ver a mi familia". Mucho tiempo y esfuerzo le ha costado a Sara Casas denunciar la situación que vivió en un centro terapéutico de Málaga. Lo ha hecho este martes, coincidiendo con la publicación del informe de Amnistía Internacional (AI): Si vuelvo, ¡me mato!, Menores en centros de protección terapéuticos.

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Ahora tiene 25 años y se ha pasado casi media vida "de un centro en otro". Tenía 6 años cuando fue ingresada por primer vez junto a sus hermanos, de 5 y 10, en un centro de protección en Cataluña, donde por entonces residía su familia. "Mis padres no se podían hacer cargo económicamente de nosotros", explica Sara a 20minutos.es.

Seis años después, su madre se trasladaba a Sevilla fugándose con sus tres hijos. "La Generalitat de Cataluña, que tenía la tutela de los hermanos, al parecer, no lo impidió", aseguran desde Amnistía Internacional. "Al poco, la Junta de Andalucía nos volvió a meter en centros de protección, pero esta vez por separado", recuerda Sara. La joven afirma haber pasado por, al menos, otros cuatro centros en Andalucía antes de ser trasladada al Instituto Psicopedagógico Dulce Nombre de María, en Málaga.

"Me ingresaron allí porque decían que tenía un trastorno de comportamiento, pero yo sólo quería ver a mi familia", matiza. Su traslado se produjo tras un enfrentamiento con un educador porque quería ir a ver a su madre el día de su cumpleaños. "Yo era una niña rebelde pero es que llevaba la mayor parte de mi vida separada de los míos", confiesa Sara.

Los problemas de la joven comenzaron en el nuevo destino, donde asegura haber sido sometida a medicación forzada y constante sin consentimiento y haber pasado días atada y aislada. "De un centro de menores pasé a un psiquiátrico", explica Sara, agregando que estuvo "varios días en una celda de aislamiento atada a la cama donde también me pinchaban". "Me llegaron a suministrar 12 pastillas diarias", subraya.

Su propia historia, desde el otro lado

Pero los malos tratos también fueron físicos, según describe la afectada, que afirma haber sido víctima de "golpes y bofetones". "Un día me pegaron porque me habían pedido que diera una medicación a un chico con parálisis cerebral y yo me negué", afirma.

"Los mismos monitores te buscaban las vueltas para que te pusieras agresiva", explica Sara. "Yo sólo me defendía en la medida de lo posible", apostilla. Al cumplir los 18 años, el personal del centro llamó a su madre para que se la llevara. Según asegura, salió en una silla de ruedas, ya que no podía moverse por los efectos de la medicación.

Desde el Instituto Psicopedagógico Dulce Nombre de María no se ha querido hacer ningún tipo de declaración ante estas acusaciones, aunque fuentes de este centro han asegurado a 20minutos.es que el tema "está en manos de abogados".

Pero Sara revive ahora su propia historia desde el otro frente. Sus tres hijos, de 4 y 6 años, permanecen internos en un centro de atención residencial desde octubre del 2006. "Me han quitado a mis hijos porque dicen que no tengo habilidades para cuidarlos. Pero las habilidades que tengo son las que ellos me han enseñado", asegura.

"La Junta de Andalucía le exige que tenga un trabajo y una casa para devolverle la custodia de sus hijos", destaca Asunción García Acosta, presidenta de la Asociación Andaluza Pro Derechos Humanos de los Menores. "Es una buena madre a la que tan sólo le faltan medios económicos. Los niños tienen una necesidad imperiosa de estar con ella", agrega.

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