Rusia frena a EE.UU. en su camino a Afganistán

M K Bhadrakumar
Asia Times
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
27/01/09

Preciso, rápido, letal – los talentos de un soldado son modestos. Pero, por otro lado, el jefe del Comando Central de EE.UU., general David Petraeus es más que un soldado. El mundo comienza a acostumbrarse a su persona como alguien que está a poco más de mitad de camino a convertirse en estadista. Seguro, puede que todavía muestre una cierta seducción bélica, pero se cuenta con que tenga conciencia de las realidades políticas de las dos guerras que dirige, en Iraq y Afganistán.

Por eso dio un paso en falso el martes pasado cuando dijo, durante una visita a Pakistán, que los militares estadounidenses han obtenido acuerdos para llevar suministros a Afganistán desde el norte, desahogando la gran dependencia de la ruta de tránsito a través de Pakistán. “Se ha llegado a acuerdos, y hay ahora líneas de tránsito y acuerdos de tránsito para bienes comerciales y servicios en particular que incluyen a varios países en los Estados centroasiáticos y Rusia,” dijo Petraeus.

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Fue innecesariamente preciso – como soldado que es. Tal vez tenía que recalcar a los duros generales paquistaníes que no podrían agarrar por la yugular a las fuerzas de EE.UU. en Afganistán por mucho tiempo. O, simplemente se sintió exasperado por la doble moralidad de las caras hipócritas de generales del Sudoeste Asiático.

La impactante evaluación de inteligencia compartida por Moscú revela que casi la mitad de los suministros de EE.UU. que pasan por Pakistán es hurtada por grupos abigarrados de militantes talibanes, pequeños comerciantes y simples ladrones. Al Ejército de EE.UU. le hurtan a plena luz del día y no puede hacer gran cosa al respecto. Casi un 80% de todos los suministros para Afganistán pasan por Pakistán. El bazar de Peshawar hace un tremendo negocio vendiendo mercadería militar estadounidense robada, como en los años ochenta durante la yihad afgana contra la Unión Soviética. Ese volumen de negocios registrará un salto cuántico después de la duplicación del nivel de tropas de EE.UU. en Afganistán a 60.000. Las guerras son esencialmente tragedias, pero también pueden ser cómicas.

Moscú desmiente la ruta de tránsito.

En todo caso, un día después de la observación de Petraeus, fue desmentido por Moscú. El viceministro de Exteriores Alexei Maslov declaró a Itar-Tass: “Ningún documento oficial fue sometido a la misión permanente de Rusia en la OTAN que certifique que Rusia haya autorizado a EE.UU. y a la OTAN a transportar suministros militares a través del país.”

Un día más tarde, el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitry Rogozin, agregó desde Bruselas: “No sabemos nada de un supuesto acuerdo de Rusia al tránsito militar de estadounidenses o de la OTAN en general. Ha habido sugerencias de ese tipo, pero no fueron formalizadas.” Y, con un toque de ironía, Rogozin insistió en que Rusia quiere que la alianza militar tenga éxito en Afganistán.

“Puedo decir responsablemente que en caso de una derrota de la OTAN en Afganistán, fundamentalistas inspirados por esa victoria fijarán sus ojos en el norte. Primero atacarán Tayikistán, luego tratarán de irrumpir en Uzbekistán… Si las cosas van mal, en unos 10 años, nuestros muchachos tendrán que combatir contra islamistas bien armados y bien organizados en algún sitio en Kazajstán,” agregó el popular político moscovita convertido en diplomático.

Expertos rusos han dado a conocer que Moscú ve con inquietud las recientes aperturas de EE.UU. hacia países centroasiáticos respecto a tratados bilaterales de tránsito con ellos que excluyen a Rusia. Se ha llegado a acuerdos con Georgia, Azerbaiyán y Kazajstán. Moscú considera que EE.UU. sigue adelante con una nueva ruta de tránsito por el Caspio que involucra el despacho de embarques a través de Georgia a Azerbaiyán y de allí al puerto kazajo de Aktau, pasando por territorio uzbeko a Amu Darya y al norte de Afganistán.

Expertos rusos estiman que la propuesta ruta de tránsito por el Caspio podría convertirse eventualmente en una ruta de transporte de energía en la dirección contraria, lo que significaría un revés estratégico para Rusia en la lucha decenal por las reservas de hidrocarburos de la región.

Rusia presiona por un papel en Kabul

Por cierto, Uzbekistán es el país centroasiático clave en el gran juego por la ruta norteña de tránsito a Afganistán. Por lo tanto, durante la visita del presidente ruso Dmitry Medvedev a Tashkent la semana pasada, Afganistán fue un tópico crucial. Medvedev caracterizó las relaciones ruso-uzbekas como “una cooperación y alianza estratégica” y dijo que en asuntos relacionados con Afganistán, la cooperación de Moscú con Tashkent asume una “importancia excepcional.”

Dijo que él y el presidente uzbeko Islam Karimov estuvieron de acuerdo en que no podía haber una “solución unilateral” al problema afgano y que “nada puede ser resuelto sin tomar en consideración la opinión colectiva de Estados que tienen interés en la solución de la situación.”

Más significativo es que Medvedev subrayó que Rusia no tiene objeciones a la idea del presidente de EE.UU., Barack Obama, de vincular los problemas de Afganistán y Pakistán, pero por un motivo enteramente diferente, ya que “no es posible examinar el establecimiento y el desarrollo de un sistema político moderno en Afganistán en aislamiento del contexto de la normalización de las relaciones entre Afganistán y Pakistán en sus regiones fronterizas, estableciendo los mecanismos internacionales apropiados, etc.”

Moscú toca pocas veces el delicado tema de la Línea Durand, es decir, la controvertida línea que separa Afganistán y Pakistán. Medvedev subrayó que Rusia sigue siendo una parte interesada, de modo que existe una “necesidad de asegurar que esos temas sean resueltos sobre una base colectiva.”

Segundo, Medvedev dejó claro que Moscú resistirá intentos de EE.UU. de expandir su presencia militar y política en Asia Central y en regiones del Caspio. Afirmó: “Se trata de una región clave, una región en la cual están teniendo lugar diversos procesos y en la cual Rusia tiene trabajo crucialmente importante que realizar para coordinar nuestras posiciones con nuestros colegas y para ayudar a encontrar soluciones comunes a los problemas más complejos.”

Hablando claro, Moscú no permitirá una reedición de la táctica de EE.UU. después del 11 de septiembre de 2001, cuando buscó una presencia militar en Asia Central como medida temporal y luego procedió fríamente a colocarla sobre una base a largo plazo.

Karzai extiende la mano a Moscú

De modo interesante, las observaciones de Medvedev coinciden con informes de que Washington está dejando a la deriva al presidente afgano Hamid Karzai y que planifica la instalación de un nuevo “equipo de ensueño” en Kabul.

Medvedev había escrito a Karzai ofreciendo ayuda militar. Karzai aparentemente aceptó la oferta rusa, ignorando la objeción de EE.UU. de que en términos de acuerdos secretos entre EE.UU. y Afganistán, Kabul necesitaba el consentimiento previo de Washington para semejantes tratos con terceros países.

Una declaración del Kremlin del lunes pasado dijo que Rusia está “lista para proveer amplia ayuda a un país independiente y democrático [Afganistán] que vive en una atmósfera pacífica con sus vecinos. La cooperación en el sector de la defensa… será efectiva para el establecimiento de la paz en la región.” Tiene sentido que Kabul haga adquisiciones militares de Rusia ya que las fuerzas armadas afganas utilizan armamento soviético. Pero Washington no quiere una “presencia” rusa en Kabul.

Es bastante obvio que Moscú y Kabul han desafiado el poder secreto de veto de EE.UU. sobre las relaciones exteriores de Afganistán. El viernes pasado, diplomáticos rusos y afganos se reunieron en Moscú y “se comprometieron a seguir desarrollando la cooperación ruso-afgana en política, comercio y economía así como en la esfera humanitaria.” Significativamente, también “señalaron la importancia de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO)” que es dominada por Rusia y China.

La SCO busca un rol afgano

Washington no puede condenar abiertamente a Karzai por acercarse a Rusia (y China) ya que Afganistán es teóricamente un país soberano. Mientras tanto, Moscú interviene en la afirmación de independencia de Kabul. Moscú ha aumentado sus esfuerzos por realizar una conferencia internacional sobre Afganistán bajo el auspicio de la SCO. EE.UU. no quiere que Karzai legitime un papel de la SCO en el problema afgano. Ahora aparece un punto crítico.

Una reunión de los ministros adjuntos de exteriores de los países miembro de la SCO (China, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán) tuvo lugar en Moscú el 14 de enero. El Ministerio de Exteriores ruso anunció que una conferencia tendrá lugar a fines de marzo. La iniciativa rusa recibió un fuerte apoyo con la decisión de Irán e India de participar en la conferencia.

Nueva Delhi ha saludado un rol realzado para sí misma como observador en la SCO y busca “mayor participación” en las actividades de la organización. En particular, Nueva Delhi ha “expresado interés en participar en las actividades” del grupo de contacto de la SCO sobre Afganistán.

La gran pregunta es si Karzai aprovechará esas tendencias regionales y responderá al acercamiento de la SCO, lo que capacitaría a Kabul a salirse del control total de Washington. Sin duda, Washington corre contra el tiempo en la gestación de un “cambio de régimen” en Kabul.

El punto es que más y más países en la región tienen dificultades para aceptar el monopolio de EE.UU. en la solución del conflicto en Afganistán. Washington tendrá dificultades para disociarse de la próxima conferencia de la SCO en marzo e idealmente hubiera deseado que Karzai tampoco participara, a pesar de que se trata de una iniciativa regional hecha y derecha que incluye a todos los vecinos de Afganistán.

Es seguro que la SCO colocará a Afganistán como un punto importante del orden del día en su reunión anual en la cumbre programada para agosto en Yekaterinburgo [antes Sverdlovsk], Rusia. Parece que Washington no puede detener a la SCO en esta etapa, excepto mediante una ampliación genuina de la base de la búsqueda de un acuerdo afgano y el permiso para que los poderes regionales con legítimos intereses participen plenamente.

Por otra parte, el actual modo de pensar de EE.UU., es hacer “grandiosos convenios” con poderes regionales bilateralmente y mantenerlos separados de una coordinación colectiva mutua sobre la base de preocupaciones compartidas. Pero los poderes regionales conocen el plan de juego de EE.UU. por lo que es – una jugada astuta de dividir para gobernar.

Moscú rechaza los compromisos selectivos

Sin duda alguna, esas maniobras diplomáticas también revelan el déficit de confianza en las relaciones ruso-estadounidenses. Moscú expresa optimismo en que Obama encare constructivamente los problemas que se han acumulado en la relación entre EE.UU. y Rusia. Pero Rusia no apareció ni en el discurso inaugural de Obama ni en el documento de política exterior que aclaró su orden del día.

El martes pasado, el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, resumió las expectativas mínimas de Moscú: “Espero que los problemas controvertidos en nuestras relaciones, como ser la defensa de misiles, la viabilidad de la expansión de la OTAN… serán resueltos sobre la base del pragmatismo, sin la evaluación ideológica que tenía el gobierno saliente… Hemos notado que… Obama está dispuesto a hacer una pausa en el tema de la defensa de misiles… y a evaluar su efectividad y su rentabilidad.”

Pero Rusia no está entre las prioridades del nuevo gobierno de EE.UU. Además, como señaló la semana pasada el influyente periódico Nezavisimaya Gazeta, “Una cantidad considerable de congresistas [estadounidenses] de ambos partidos creen que Rusia necesita que se le lea seriamente la cartilla.” La actual prioridad rusa será organizar una próxima reunión entre Lavrov y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, y hasta que una tal reunión tenga lugar, las cosas quedarán en reserva – incluyendo el tema polémico de la ruta de tránsito para Afganistán.

Por lo tanto, mientras hablaba con los medios en Tashkent, Medvedev estuvo de acuerdo con permitir que EE.UU. utilice una ruta de tránsito a Afganistán a través de territorio ruso, pero de inmediato hizo la salvedad de que: “Esa cooperación será hecha y derecha y sobre una base igualitaria.” Recordó a Obama que la estrategia de la ‘oleada’ en Afganistán podría no funcionar. “Esperamos que el nuevo gobierno tenga más éxito que su predecesor en los temas que tienen que ver con Afganistán,” dijo Medvedev.

Evidentemente, Petraeus pasó por alto que la innecesaria obstinación de EE.UU. por mantener el Hindu Kush como su terreno político exclusivo directamente en medio de Asia se ha convertido en un tema contencioso. A pesar de la fina retórica, el gobierno de Obama puede encontrar dificultades para mantener el mito de que la guerra afgana tiene que ver sólo con la lucha hasta el fin contra al-Qaeda y los talibanes.

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El embajador M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera en el Foreign Service indio. Sus misiones incluyeron a la Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

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