Con "Rahmbo" controlando a Obama, demócratas piden "vigilar a Bush"

IAR Noticias
07/11/08

Como primera movida estratégica: El lobby sionista liberal (liderado por el ex presidente Clinton) ya ejerce un control directo sobre Obama, el presidente electo, por medio del designado jefe de gabinete, Rahm Emanuel, un agente activo de Israel, que jugará de nuevo "hombre fuerte" y de mano derecha presidencial, y tendrá a su cargo el armado del flamante equipo de gobierno. Como segunda movida estratégica: Asesores y funcionarios demócratas, por distintas vías, enviaron advertencias y pedidos a Obama para que extreme la vigilancia sobre Bush y los actuales funcionarios de la Casa Blanca en prevención de posibles maniobras que puedan complicar los frentes de crisis (sobre todo el económico) durante la transición antes de la asunción el 20 de enero.

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Hay una buena y una mala para el lobby sionista de Clinton que va a reemplazar (el 20 de enero) al lobby sionista de Bush en el control de la Casa Blanca imperial.

La buena: Rhambo en la Casa Blanca

El presidente "negro" está bajo control, y es poco el margen de maniobra que le queda para jugar "aventurerismos progresistas" fuera del programa diseñado en política exterior y política interna, donde Obama no tendrá otra opción que desempeñar el rol de "administrador de la crisis" y de sus diferentes frentes, en los que la recesión con desocupación masiva ocupa el protagonismo estrella.

El congresista , Rahm Emanuel, actual jefe y "cerebro" de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes de EEUU, apodado "Rhambo" por sus posturas duras y belicistas en el Capitolio, aceptó el cargo y se convertirá a partir del próximo 20 de enero en la "mano derecha "de Barack Obama en la Casa Blanca, al aceptar el puesto de jefe de gabinete que le ofreció el presidente electo.

Ex asesor de alto nivel de la administración Clinton, y hombre de confianza del ex presidente, Rham fue elegido en 2002 congresista por el estado de Illinois, el mismo por el que Obama es senador desde 2004, y cuatro años después de su llegada al Capitolio lideró la campaña de su partido en las elecciones que llevaron a los demócratas a contar con una cómoda mayoría en la Cámara de Representantes.

De origen israelí, Emanuel, un activo operador de la causa sionista mundial, obtuvo la nacionalidad estadounidense a los 18 años. A los 32, se enroló como voluntario en la Operación Tormenta del Desierto (1991) y fue miembro del dispositivo desplegado para garantizar la defensa de Israel en caso de ataque iraquí contra ése país.

Acusado más tarde de ser oficial de Tsahal, el ejército de Israel, Emanuel alegó no haber llevado nunca el uniforme israelí.

En realidad -señala la Red Voltaire- Rahhm Emanuel sería más bien miembro de Amal, el servicio de inteligencia del ejército de Israel.

También fue uno de los principales artífices del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y parece haber desempeñado un papel en las negociaciones de Wye River sobre el Medio Oriente, durante la presidencia de Clinton.

Rahm Emanuel figura como miembro del Washington Institute for Near East Policy (WINEP), creado en 1985 bajo la responsabilidad del que hasta entonces había sido el director del AIPAC, (Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí) Martin Indyk, y que desempeñó, durante la administración Clinton el mismo rol de "think tank" del lobby neoconservador que hoy desempeña el Instituto Judío para Asuntos de la Seguridad Nacional (JINSA) en el gobierno de los halcones de Bush.

Ambas son una rama de AIPAC, la organización de presión sionista más poderosa de EEUU y de todo el planeta capitalista.

Con la designación de Rahm Emanuel en el estratégico puesto de jefe de gabinete, se materializa la influencia hegemónica de Bill Clinton en la nueva grilla presidencial. Un camino que comenzó cuando se abrazó con Obama durante la campaña electoral.

Antes de su nombramiento, Rahmbo lideraba (en carácter de "hombre fuerte" el lobby parlamentario demócrata, integrado por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el jefe de la mayoría del Senado Harry Reid (elogiado por el lobby judío por su apoyo incondicional a Israel durante toda su vida).

A esta zaga también pertenecía Joshep Biden, el actual vicepresidente electo, sindicado como el futuro cerebro de la política exterior, y cuyo rol a desempeñar muchos analistas ya parangonan con el desempeñado por Dick Cheney en la administración Bush.

La mala: "Vigilen a Bush"

Pero aunque el lobby de Clinton ya "tenga al negro bajo control" (como señalan los republicanos en sus usinas en Internet), la transición presidencial para los demócratas y los asesores más cercanos del presidente electo, ya se está convirtiendo en una verdadera pesadilla.

Los medios estadounidenses (la mayoría) que apoyaron abiertamente la candidatura de Obama han comenzado a lanzar advertencias sobre la posible utilización, por parte de la administración Bush, de los frentes de conflicto internacional y de crisis económica como ejes desestabilizadores contra el presidente electo antes de que asuma.

De acuerdo con The Washington Post, el equipo de asesores de Obama debería monitorear, en particular, la situación en la frontera de Siria con Irak, donde días antes de la elección presidencial, helicópteros de EEUU lanzaron un ataque con misiles asesinado a más de ocho civiles en una operación calificada oficialmente como "antiterrorista".

Desde la CNN, advirtieron sobre una posible escalada militar que podría producirse con los ejercicios navales Rusia-Venezuela en el Mar Caribe, simultáneos a una cumbre Medvédev-Chávez en la tercer semana de noviembre. Para los analistas de la cadena, la administración Bush podría formular alguna advertencia severa a Moscú, complicando el cuadro del conflicto en Europa del Este y el Cáucaso. A eso se suma -agregan- el reciente desafío de Moscú anunciando que rodeará con misiles a Polonia, donde EEUU está por instalar un escudo nuclear apuntando a Rusia.

Según el diario The Wall Street Journal, empresarios y analistas económicos temen que el colapso financiero recesivo se agrave en los más de setenta días que faltan para la asunción del nuevo presidente.

"El problema es que el presidente electo no asumirá el mando sino hasta dentro de dos meses y medio (20 de enero), y varias decisiones cuyo impacto durarán hasta el término de Obama podrían tomarse en el ínterin. Acostúmbrese al cliché "un presidente a la vez", porque Bush todavía es el que decide pero todos querrán conocer la postura de Obama", señala el Journal citando a un grupo de economistas.

Las sospechas contra Bush y sus administración en el universo del poder demócrata son generalizadas.

De acuerdo con analistas y funcionarios demócratas entrevistados por The New York Times, el presidente electo Barack Obama debería apurar medidas antes de asumir, a través de la bancada legislativa demócrata, para evitar que los problemas del país se profundicen. Y que debería vigilar en los 73 días al mandatario saliente, George Bush, y evitar que los halcones republicanos tomen medidas o legislen leyes que condicionen la gestión del nuevo presidente a partir de enero.

The New York Times entrevistó a ex funcionarios y estrategas que comparan el cuadro actual con la transición entre Herbert Hoover y Franklin Roosevelt. Este último triunfó en 1932, tres años después del crac bursátil del 29, pero recién al jurar en 1933 empezó a aplicar el llamado New Deal. El tiempo perdido, según los entrevistados, ahondó la depresión con quiebras de bancos y empresas.

"Si Ud. cree que puede demorar las decisiones duras y cruzar por el cementerio en puntas de pie, tendrá muchos problemas. Hay que tomar ya decisiones sacrificadas y dolorosas", dijo Leon Panetta, ex jefe del gabinete de Bill Clinton y asesor del equipo de Obama.

Un editorial del New York Times advirtió que buscan cambiar reglas en materias como medio ambiente, derechos civiles y aborto, entre otros tópicos. Y que están detrás funcionarios como el vicepresidente Dick Cheney; el secretario de Interior, Dirk Kempthorne; de Salud, Michael Leavitt, o quienes influyen en la polémica base naval de Guantánamo, donde se tortura y hay detenidos sin causa, y que Obama quiere cerrar.

Como Bush se va el 20 de enero, señala el Times, "tiene tiempo sólo hasta el 20 de noviembre para cambiar reglas "económicamente significativas", y hasta el 20 de diciembre para otros cambios. Después, sólo podrían ser proyectos que fácilmente podría desechar el próximo presidente". Pero se lamenta: "Desafortunadamente, la Casa Blanca está bien al tanto de estos plazos".

El presidente saliente de EEUU, George W. Bush, recibirá en los próximos días en la Casa Blanca a su sucesor en el cargo, Barack Obama, para empezar a preparar la transición y que ésta "sea lo más fluida posible" hasta el día de la toma de posesión, que tendrá lugar el próximo 20 de enero en el Capitolio.

El anuncio fue realizado por el propio Bush en una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca, acompañado de su esposa Laura, y de todo su gabinete, adelantando que el encuentro con el senador Obama será a comienzos de la próxima semana.

El presidente saliente subrayó que el país se enfrenta a "desafíos económicos" que pueden complicar el camino hasta la toma de posesión", por lo que la crisis será el tema excluyente de lo que resta de mandato y que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, está trabajando "interminables horas" en ello, a la vez que recordó que la próxima semana será la Cumbre del G-20 en Washington.

"En los próximos 75 días todos debemos asegurarnos de que el próximo presidente y su equipo puedan empezar a trabajar pronto, y en eso han estado trabajando las agencias federales", indicó Bush, confirmando que Obama ya recibió los primeros informes secretos sobre seguridad, y que en las próximas semanas su equipo será informado sobre la crisis económica y la "guerra" en Irak.

Bush subrayó que por primera vez en cuarenta años será una transición "en tiempos de guerra" en Irak y Afganistán y con grupos extremistas a los que, según dijo, les encantaría "explotar" este periodo de cambio "para hacer daño al pueblo americano". "Seguiremos protegiendo este país combatiendo en el exterior a los terroristas para que no tengamos que enfrentarlos en nuestras fronteras", señaló el presidente en ejercicio.

Según la BBC, el propio Bush ya está adelantando lo que sospechan y temen los demócratas: Los halcones republicanos podrían convertir la transición presidencial en un cadalso para Obama.

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