Los creacionistas declaran la guerra en el cerebro

Amanda Gefter
Newscientist
Traducción al español porCiencia Kanija
23/10/08

“No se puede sobrestimar”, tronaba el psiquiatra Jeffrey Schwartz, “cómo de amenazada está la clase dirigente científica por el hecho de que ahora parece que el paradigma materialista está colapsando auténticamente. Vais a oír mucho en las próximas fechas sobre… cómo la explicación de Darwin sobre cómo surge la inteligencia humana es la única forma científica de hacerlo… Yo pido que como comunidad mundial salgamos ahí fuera a decirle a los dirigentes científicos, ¡ya es suficiente! El materialismo tiene que empezar a apagarse y las causas no materialistas tienen que comprenderse como parte de la realidad natural”.

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Su entusiasmo fue seguido de una gran cantidad de aplausos de la audiencia reunida en el salón de conferencias Este de Manhattan de las Naciones Unidas el 11 de septiembre en un simposio internacional llamado Beyond the Mind-Body Problem: New Paradigms in the Science of Consciousness (Más allá del problema mente-cuerpo: Nuevos paradigmas en la ciencia de la consciencia). Anteriormente Mario Beauregard, investigador de neurociencia en la Universidad de Montreal, Canadá, y coautor de The Spiritual Brain: A neuroscientist’s case for the existence of the soul (El cerebro espiritual: El argumento de un neurocientífico por la existencia del alma), dijo a la audiencia que la “batalla” entre los científicos “inconformistas” como él mismo y aquellos que “creen que mente es lo que hace el cerebro” es una “guerra cultural”.

Schwartz y Beauregard son parte de un creciente movimiento de “neurociencia no material”. Intenta resucitar el dualismo Cartesiano - la idea de que cerebro y mente son dos tipos de cosas totalmente distintas, material e inmaterial - en la esperanza de que tendrán un hueco en la ciencia para las fuerzas sobrenaturales y el alma. Los dos han firmado la petición de “Disidencia científica del Darwinismo”, encabezada por el Instituto del Descubrimiento con sede en Seattle, cuartel general del movimiento del diseño inteligente. El DI argumenta que la vida biológica es demasiado compleja para que haya surgido a través de la evolución.

En agosto, el Instituto del Descubrimiento llevó a cabo su “Reunión informativa para miembros sobre el diseño inteligente” de 2008, a la cual Schwartz y Michael Egnor, neurocirujano de la Universidad de Stony Brook en Nueva York, fueron invitados a hablar. Cuando dos de los cinco ponentes principales en la reunión de DI son neurocientíficos, algo está cambiando. ¿Podría ser que el siguiente campo de batalla de la guerra científica del movimiento del DI esté en el cerebro?

Bien, el movimiento ciertamente parece esperar que el estudio de la consciencia resulte ser la “tumba del Darwinismo”, como Denyse O’Leary, coautora junto con Beauregard de The Spiritual Brain (El cerebro espiritual), dice. De acuerdo con dos defensores del DI, el “verdadero problema” de la consciencia – cómo nuestras experiencias subjetivas surgen del mundo objetivo de las neuronas - es el talón de Aquiles no sólo del Darwinismo sino del materialismo científico. Esto encaja con la misión del Instituto del Descubrimiento como subraya en su “documento cuña”, el cual busca “nada menos que derrocar el materialismo y su legado cultural “, para reemplazar la visión del mundo científico por una cristiana.

Ahora el instituto está patrocinando la investigación en “neurociencia no material”. Uno de los receptores de dinero es Angus Menuge, profesor de filosofía en la Universidad de Concordia en Wisconsin, una facultad cristiana, que testificó a favor de enseñar el DI en institutos públicos en la “vista de la evolución” de 2005 en Kansas. Usando una beca del Instituto del Descubrimiento, Menuge escribió Agents Under Fire (Agentes bajo el fuego), en el cual argmentaba que las capacidades cognitivas humanas “requerían de alguna explicación no natural”.

En junio, James Porter Moreland, profesor de la Escuela Talbot de Teología cerca de Los Ángeles y miembro del Instituto del Descubrimiento, avivó las llamas con Consciousness and the Existence of God (Consciencia y la existencia de Dios) . “He estado pensando mucho sobre la consciencia”, escribe, “y cómo podría contribuir a las pruebas de la existencia de Dios a la luz de los fallos del naturalismo metafísico de proporcionar una explicación útil”. La neurociencia no materialista le proporciona una explicación útil: dado que Dios “es” la consciencia, “el teísta no necesita explicar cómo la consciencia surge a partir de lo material. La consciencia está allí desde el inicio”.

Para apoyar adecuadamente el dualismo, sin embargo, los neurocientíficos no materialistas deben demostrar que la mente es algo más que sólo el material cerebral. Para hacer esto, miran hacia algunos de sus experimentos favoritos, tales como la investigación de Schwartz en la década de 1990 sobre gente que sufría un desorden obsesivo-compulsivo. Schwartz usó tecnología de escáner para observar los patrones neuronales que se cree que son responsables del DOC. Entonces tuvo paciencias que usaron su “atención consciente” para cambiar los procesos de pensamiento, y esto se mostró en los escaneos cerebrales: los pacientes podrían alterar sus patrones de disparo neuronal a voluntad.

A partir de tales experimentos, Schwartz y otros argumentan que dado que la mente puede cambiar el cerebro, la mente debe ser algo aparte del cerebro, algo no material. El hecho es que estos experimentos son totalmente consistentes con la neurología establecida – el material cerebral cambia el material cerebral.

Pero William Dembski, uno de los padres fundadores del DI y miembro veterano del Instituto del Descubrimiento, elogió el trabajo de Schwartz por proporcionar “un soprote teórico para la irreductibilidad de la mente al cerebro”. El sitio web de Dembski demuestra que actualmente está coeditando The End of Materialism (El final del materialismo) junto a Schwartz y Beauregard.

Mientras tanto, Schwartz ha estado trabajando junto a Henry Stapp, físico en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de los Estados Unidos, que también habló en el simposio. Han estado desarrollando unas interpretaciones no estándar de la mecánica cuántica para explicar cómo la “mente no material” afecta al cerebro físico.

Claramente, aunque hay un intento genuino de apropiarse de la neurociencia, no influirá en las leyes educativas de los Estados Unidos de la forma que pueden hacerlo las campañas anti-evolutivas, dado que la neurociencia no se enseña como parte del núcleo curricular en las escuelas públicas. Pero como Andy Clark, profesor de lógica y metafísica en la Universidad de Edimburgo, en el Reino Unido, enfatiza: “Esto es realmente peligroso y viene a nuestro encuentro”.

Tanto él como otros están preocupados por el hecho de que los científicos aún tienen que descifrar el gran misterio de cómo la consciencia podría surgir a partir del disparo neuronal. “el progreso en la ciencia es lento en muchos frentes”, dice John Searle, filósofo de la Universidad de California en Berkeley. “Aún no tenemos una cura para el cáncer, pero eso no significa que el cáncer tenga una causa espiritual”.

Y para Patricia Churchland, filósofo de la neurociencia en la Universidad de California en San Diego, “es un argumento de ignorancia. El hecho de que algo no esté actualmente explicado no significa que nunca se explicará o que necesitemos un completo cambio no sólo de la neurociencia sino de nuestra física”.

El ataque al materialismo propone hacer justo eso, todo gira en torno a las definiciones. “En una época parecía que toda la causa física estaba tirando y empujando del Newtonismo”, dice Owen Flanagan, profesor de filosofía y neurobiología en la Universidad de Duke en Carolina del Norte. “Ahora tenemos una nueva comprensión de la física. Lo que cuenta como material ha cambiado. Algunos respetables filósofos creen que podríamos tener que proponer la sensibilidad como una fuerza fundamental de la naturaleza o usar la gravedad cuántica para comprender la consciencia. Esto se extiende más allá de los límites de lo que hoy llamamos “material”, y aún no hemos descubierto todo sobre la naturaleza. Pero lo que descubramos será natural, no sobrenatural”.

Y, tal como observa Clark: “Este es un virus mental especialmente serio debido a que se asienta sobre ideas y preocupaciones que de otro modo sería razonables. Los defensores de tales puntos potencialmente razonables hacen declaraciones como ‘Oh mira, podemos cambiar nuestros cerebros simplemente cambiando nuestras mentes’, pero entonces dan el salto a la afirmación de que la mente debe ser algo distinto y sin base material. Eso no se sigue en absoluto. No hay nada extraño en que nuestras mentes cambien los cerebros si los estados mentales son estados cerebrales: simplemente son cerebros modificando cerebros”.

Esta es la voz de la academia establecida. La percepción pública, no obstante, es una historia distinta. Si la gente puede verse influida por el DI, a pesar de la enorme cantidad de pruebas sólidas para la evolución, ¿cómo de difícil será cuando la ciencia parezca más difusa?

¿Qué pueden hacer los científicos? Han sido criticados por no hacer lo suficiente por enseñar al público sobre la evolución. Tal vez ahora necesiten un empujón preventivo para enganchar a la gente con la ciencia del cerebro – y ayudar al público a apreciar que el cerebro no es un lugar para invocar al “Dios de los huecos”.

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