Las mentiras acerca de la supuesta guerra climática

Juan Gelman
Socialismo o barbarie
Página 12
20/12/07

El Premio Nobel de la Paz 2007 fue compartido, como es notorio, por Al Gore y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés). Es notable que ni en el discurso del ex vicepresidente estadounidense, ni en los informes del IPCC premiados, hubiera una mención al desarrollo de armas climáticas en el que están empeñados los EE.UU. desde hace más de medio siglo. También Rusia y Europa han comenzado esa carrera.

Es un tema que rara vez aparece en las discusiones y/o investigaciones sobre el llamado calentamiento global o efecto invernadero que el planeta padece. En su informe final sobre las alternativas de defensa del país, la Fuerza Aérea norteamericana registra que a fines de los ’40, con la Guerra Fría más caliente que nunca, el Pentágono investigaba ya la posibilidad de instrumentar "formas de guerra climática inimaginables" (csat.au.af.mil, 2005). Esto entraña una tecnología que Washington sigue perfeccionando en el marco del Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (Haarp, por sus siglas en inglés), establecido en 1992. Que no es broma.

[Comentario SDLT: Hace tiempo que se viene hablando públicamente del programa HAARP como proyecto de investigación para la creación de armas climáticas. Si bien esto puede llegar a ser verdad en cierto punto, ¿cree usted que se lo declararía tan abiertamente si fuera la pura verdad? Otras teorías lo describen, en cambio, como un proyecto de control mental en la población. Y eso sí se mantiene en secreto, como es de suponer. Puede enterarse de más al respecto en el artículo de Laura Knight Jadzcyk titulado ¿Es el HAARP una conspiración para controlar el tiempo? ¿O es algo más siniestro? ¡Altamente recomendado!]


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Los fines declarados del Haarp son inocentemente científicos, pero pareciera que más bien se busca lograr un arma de destrucción masiva capaz de desestabilizar el sistema ecológico del mundo.

[Comentario SDLT: Existen científicos llenos de codicia y con la creencia de que el hombre puede dominar la naturaleza. Pero es mucho más probable que también conozcan sus límites y sepan que no lograrían mucho en una falsa guerra climática, cuando se tienen armas nucleares muchísimo más poderosas. Y que el Universo tiene 'planes cíclicos' sobre los cuales el ser humano no puede hacer nada. En cambio, este proyecto sí es muy útil para controlar la mente de la población. Para hacerle creer en todas las mentiras que cuenta la elite en el poder. Para mantenernos ocupados. ¿Cómo reaccionaría la población si supiera que la humanidad está al borde de su extinción? ¿Seguiría obedeciéndole a su gobierno como ovejitas mansas?]

Lo dice el informe citado: "La modificación del clima formará parte de la seguridad nacional e internacional y podría llevarse a cabo unilateralmente... Ofrece una amplia gama de opciones posibles para derrotar o frenar a un adversario... Puede tener aplicaciones ofensivas y defensivas y hasta ser empleada con propósitos disuasivos. La capacidad de generar lluvias, niebla y tormentas a nivel terrestre o de modificar el clima exterior... y la producción de un clima artificial son elementos de un conjunto integrado de tecnologías (militares)".

[Comentario SDLT: Claro, sigan haciéndonos creer que la ciencia es capaz de determinar el destino del planeta. Así "nos portamos bien". Queridos lectores, aunque esta teoría fuera cierta, ¿se han puesto a pensar en por qué las autoridades no podrían usar esta tecnología para el bien de la población (por ejemplo, en países acechados por la sequía), en lugar de fabricar armas? Desde el vamos, y sea lo que sea que hay detrás del proyecto HAARP, no está siendo diseñado para el bien de la humanidad. Una vez más, la ciencia trabaja para el poder psicopático.]

En Gakona, Alaska, la Fuerza Aérea, la Marina y la Oficina de investigación de proyectos avanzados de defensa del Pentágono han instalado 180 antenas que funcionan como una sola y son capaces de emitir hasta un billón de ondas de radio de alta frecuencia que introducen una masa ingente de energía en la ionosfera, o capa superior de la atmósfera, que reenvía hacia ésta radiaciones que aumentan su temperatura. Se puede así inducir un cambio en la ionosfera que permite alterar el clima de una zona seleccionada de la superficie terrestre con secuelas desastrosas: lluvias excesivas, inundaciones, multiplicación de huracanes, sequías prolongadas, terremotos, la interrupción del suministro eléctrico y de las comunicaciones por cable, accidentes graves en gasoductos y oleoductos, etc. ¿Será un arma de la guerra geofísica? En el sitio oficial que explica el proyecto puede leerse que "Haarp es un empeño científico destinado a estudiar las propiedades y el comportamiento de la ionosfera, con énfasis particular en su comprensión y su uso para incrementar los sistemas de comunicaciones y de vigilancia, tanto con propósitos civiles como con finalidades de defensa" (www.haarp.alaska.edu). Parece claro.

[Comentario SDLT: Nunca se nos explica el efecto de esa radiación en los seres humanos.]

El economista canadiense Michel Chossudovsky señala que la manipulación del clima permitiría a EE.UU. dominar regiones enteras: "Sería el arma preventiva por excelencia. Se puede dirigir contra países enemigos o ‘naciones amigas’ sin su conocimiento, utilizarse para desestabilizar economías, ecosistemas y la agricultura. Podría asimismo devastar los mercados financieros y comerciales. Una agricultura desestabilizada crea mayor dependencia de la ayuda alimentaria y de la importación de granos procedentes de EE.UU. y de otros países occidentales" (www.theecologist.net, diciembre de 2007). Hay más: sus efectos pueden ser graves para el cerebro y el comportamiento humanos.

[Comentario SDLT: Bueno, al menos le dedicaron una línea al verdadero problema. Pero tampoco esperemos milagros. Más no nos van a decir.]

El Pentágono hizo pública por primera vez la utilización bélica de las técnicas de modificación del clima en 1974: hacía siete años que con esa tecnología concentraba nubes sobre Vietnam y Camboya para incrementar las lluvias en las zonas seleccionadas, provocar derrumbes de tierra y tornar intransitables las rutas por la que Hanoi enviaba suministros al Vietcong (english.prav da.ru, 15–1–03). Esto condujo a la Asamblea General de las Naciones Unidas a aprobar en 1977 una convención que prohibía "el uso militar u hostil de técnicas de modificación ambiental que causan efectos graves, generalizados y duraderos". Este principio fue incorporado en el proyecto de convención sobre el cambio climático de la ONU que se debatió en Río de Janeiro en 1992, pero la cuestión se ha convertido en una suerte de tabú. Aunque tácitamente se acepta su existencia, los debates en la ONU se centran en el protocolo de Tokio, que EE.UU. rechaza. The rest is silence.

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