Un Misántropo en Ramadán (Acto 2)

Layla Anwar
An Arab Woman Blues
Traducido por Sinfo Fernández
7/10/07

Una Fijación Oral

Ah, el espíritu del Ramadán en el mundo árabe “moderno”. El mundo árabe de la globalización. Los insignificantes miembros de la “Aldea Global”.

El mundo árabe de Coca Cola, McDonalds, Burger King, KFC y los plásticos de Dunkin Donuts… Lo mejor de Estados Unidos.

Los vertederos árabes para la tecnología occidental que se ha quedado obsoleta. Para las medicinas caducadas o prohibidas en Occidente, conocidas por sus mortíferos efectos secundarios. Para la comida preparada prohibida en Occidente por sus efectos cancerígenos a largo plazo pero vendida aquí como producto de lujo…

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n paquete de mantequilla tiene aquí un par de años de vida. Dos años enteros. Y en la etiqueta se lee “Mantequilla Fresca”, fabricada en Dinamarca. Y lo mismo ocurre con el famoso queso cheddar inglés, su fecha de caducidad es de un año desde el momento de su fabricación, un año entero. Y está hecho en los EEUU. (Enhorabuena, no tan magnífico Reino Unido, estás totalmente de capa caída, ¡eres incapaz de exportar tu propio cheddar!). Y esos son tan sólo dos pequeños ejemplos.

Ah, el Espíritu del Ramadán. La gente es tan generosa durante este período de tiempo… Los supermercados y las tiendas de comestibles contabilizan ansiosamente beneficios extras ya que la gente no para de comprar y comprar… comida.

Compran y cocinan alimentos como si no hubiera un mañana. La comida es también empaquetada y distribuida en organizaciones de caridad y entregada a familias pobres que no pueden permitirse una comida decente. Pero, ¿qué pasa el resto del año? Oh, bueno, que se esperen hasta el siguiente Ramadán…

Todo fluye y circula durante el Ramadán, incluido el dinero, pero no así el tráfico. Traten de cruzar una calle y la posibilidad de ser arrollado es diez veces mayor. Malos tiempos para los peatones como yo.

Sin embargo, se nos tranquiliza con el repentino celo piadoso que presenciamos a nuestro alrededor… ¡Cuán reconfortante, efectivamente!

Otra característica del Ramadán son las famosas tiendas de Ramadán. Esas tiendas son muy frecuentadas después del Iftar (comida nocturna que rompe el ayuno).

La gente se sienta allí durante horas, comiendo y bebiendo un poco más… Tazas de té, cafés e infusiones sin fin; bandejas de dátiles, dulces y pasteles sin fin… y, desde luego, el famoso “Narguileh” o pipa de agua, el borboteo del Ramadán. Además del backgammon y el juego de cartas. Casi todo el mundo juega a las cartas, excepto yo. Me falta humor.

Una conocida mía me invitó a unirme a ella en una de esas tiendas de Ramadán. El lugar estaba lleno de humo de tabaco y nos sentamos en una mesa donde un grupo de amigos suyos estaban ya jugando a las cartas. Como siempre hago, me senté y observé, y observé...

Había un gran bullicio, imposible mantener una conversación. Además, todo el mundo estaba terrible y seriamente absorto en su juego. Parecían tomárselo como una cuestión de vida o muerte… Como una ruleta rusa.

Cada vez me iba sintiendo más aburrida y agitada, como siempre me pasa en las grandes reuniones. No soy mucho una persona de grupos. Por eso, para matar el tiempo, observaba y tomaba mentalmente nota…

Se sirvió un plato de dátiles. Una de las mujeres, con uñas de manicura perfecta eligió uno y se lo comió. “Mmmm, estos dátiles están buenísimos… ¿Son iraquíes?”

El tipo que se sentaba en el lado opuesto, sin siquiera levantar la cabeza de su baraja de cartas, contestó: “No, los dátiles y las carpas están prohibidas estos días”.

La mujer trató de sacar su mejor carta y sin ni siquiera parpadear, dijo: “Ohhh… yalla ma’alech (no importa)”. No se molestó siquiera en preguntar por qué.

Se colocó la pipa de “narguileh” en la comisura de la boca, apretándola con sus igualmente perfectamente maquillados labios y succionó profundamente, pensando intensamente en su próxima jugada…

En efecto, no importa. ¿Por qué debería preocuparle a nadie que la importación de dátiles y carpas iraquíes esté prohibida? La prohibición sobrevino cuando finalmente se decidió que los dátiles y carpas iraquíes están doblemente contaminados, de uranio empobrecido y COLERA.

No tienen por qué preocuparse mucho, pero los brotes de cólera han infectado a unas 15.000 personas en Iraq y se han extendido desde el “Kurdistán” hasta Bagdad, Basora y Anbar.

En cuando al uranio empobrecido, bien, si los dátiles están contaminados, ¿qué estará ocurriendo con los cuerpos iraquíes?

Yalla, ¿qué importa? No importa la ocupación, el éxodo, la destrucción, la aniquilación, la prisión y los campos de tortura. No importan los muertos de hambre, los desnutridos, los que mendigan comida, los iraquíes…, tanto niños como adultos…

No importa el genocidio. ¿Por qué tendría que importarles?

“Yalla ma’alech”, no importa… sigan chupando… el “narguileh”

Próximo a “nuestra” mesa, un hombre grande estaba sentado, y cuando digo grande, quiero decir grande, grande, acompañado por dos mujeres muy maquilladas.

A su mesa llegaban platos tras platos de dulces, una inmensa tetera y, desde luego, los famosos “narguileh”.

Hablaban de economía. Las dos mujeres parecían empresarias libanesas y el hombre alguna importante personalidad del mundo de los negocios.

Le escuché casualmente hablando del nuevo “acuerdo” conjunto sobre petróleo entre Jordania e Iraq (Kirkuk, para ser más precisa). El Reino Hachemita conseguiría petróleo a “tasas muy preferenciales, como en el pasado”, léase: 1 dólar el barril. ¿A cambio de qué?, me preguntaba.

El hombre grande era en efecto muy diestro. Su boca estaba llena de baklava (1) y con una mano sostenía su vaso de té y con la otra chupaba intensamente también la pipa… y en medio de todo casi sin respirar… chupando compulsivamente en un largo y continuo movimiento, continuos sorbidos… Y las dos mujeres se unieron a él formando un coro similar.

Miré hacia las otras mesas y me di cuenta de que todo el mundo succionaba… sus pipas de agua. El ruido era como de algo hirviendo, como si estuviera sentada en medio de una cacerola de agua hirviendo. Era como una larga extensión de “blublublublublu…”

No menos de 75 pipas de agua estaban haciendo “blublublublublu…” y los que estaban en mi mesa hacían igualmente “blublublublu”.

Una sinfonía de burbujas de aire caliente.

Había también unas cuantas mesas ocupadas por extranjeros. La mayoría de ellos británicos o estadounidenses… intentando succionar también sus pipas de agua. Sin embargo, les apuesto algo, el propósito real de su visita eran los oleoductos y las pistolas humeantes de al lado.

Y como succionaban colectivamente, la niebla de humo se hacía cada vez más densa… Una gruesa pared de nubes me separaba del resto…

Y claro está que mi mente escapó muy lejos, hasta llegar a Guantánamo donde se forzaba otra forma de succión por las gargantas de los prisioneros. Eso se llamar ser alimentado a la fuerza. Todos los días, dos veces al día. Un día sí y otro también, durante meses, y algunos llevan ya 365 días o más succionando a la fuerza.

Y recordé lo escuchado en aquel programa de Al Yasira acerca del Corán que los estadounidenses desgarraban y arrojaban por el water con los excrementos de la Bahía de Guantánamo… Y pasé a recordar las detalladas descripciones de escenas de tortura y cómo, al final, a muchos de los detenidos se les ofrecía la “Libertad” a cambio de trabajar para el Tío Sam…

Pero eso sólo fue un paréntesis. Me obligué a mí misma a regresar al lugar neblinoso y continué observando…

Flotando en ese entorno surrealista en el que apenas podía respirar, me apercibí también de otro fenómeno interesante.

En el instante en que el hombre sostenía la pipa del narguileh entre sus labios, todos ellos parecían deslizarse levemente en sus asientos, echando los cuerpos hacia un lado como si se reclinaran sobre un codo. Una posición que denota sensación de “relajación”.

Sin embargo, esta palabra “relajación” no es muy adecuada. La versión árabe “Istirja’a” es más exacta para describir ese cambio de postura. “Istirja’a” implica relajación después de una contracción intensa. Evoca una imagen de músculos flojos, flácidos, laxos.

E igualmente interesante, hay una connotación fonética muy estrecha entre “Istirja’a” e “Istijra’a”.

Si no saben lo que significa “Istijra’a”, pregunten a uno de sus amigos árabes. Estoy segura que estarán más que contentos de explicárselo.

De hecho, toda la escena me recordaba a los sultanes o pachás reclinándose sobre cojines de satén…, ya saben, las familiares escenas exhibidas en las antiguas pinturas orientalistas…, succionando sus narghilehs.

Pero si se acercan más, se darán cuenta que esos hombres estaban de hecho succionando de algún cordón umbilical invisible… para obtener alimento, líquido sustento, de una inmensa e igualmente invisible placenta…

En cuanto a las mujeres que succionaban pipas de agua, adoptaban el encanto de algunas despreocupadas, seductoras e incitantes vampiresas salidas directamente de las 1001 noches… afirmando sus propios cordones umbilicales, sus úteros, en cuestión de horas, detrás de una cortina de humo…

Los fetos embrionarios del Nuevo Orden Mundial, del Nuevo Oriente Medio, a punto de nacer una y otra vez convertidos al infantilismo del laissez-faire.

Por favor, no se rompan la cabeza. No hay implicaciones políticas en toda esta succión. Es sólo una fijación oral de Ramadán.

Yalla, ma’alech. No importan. Pásenlo bien.

N. de la T.:

(1) baklava: pastel elaborado con pasta de nueces trituradas, distribuido en varias láminas de hojaldre y bañado en jarabe de miel. Hay variedades que incorporan pistachos, semillas de sésamo u otros granos.

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