Los crímenes de Nestlé en Filipinas

Rebelión
18/09/07

Los huelguistas nos ofrecen que pasemos la noche con ellos. Por la mañana, y por primera vez durante nuestro viaje, el café que nos dan no es Nescafé Este verano, siete miembros del Comac fuimos el mes de julio a Filipinas y no nos limitamos a disfrutar de la belleza del país sino que aprendimos muchas cosas. Los filipinos resisten y se organizan frente a los asesinatos políticos, frente al colonialismo estadounidense...

La Hacienda Luisita es una finca de caña de azúcar de 4.000 hectáreas, es decir la superficie de un municipio medio en Bélgica. Las tierras pertenecen a un único terrateniente. Al entrar en la finca, nuestro coche se detiene un momento en el puesto de control. Vamos a dormir cuatro noches con los campesinos que viven en este “pueblo privado”, y que dependen de mil y una maneras del propietario de las tierras.

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Unos kilómetros más allá, delante de la entrada de la refinería de azúcar, nos detenemos delante de una placa conmemorativa con 14 nombres. El vigilante de la fábrica nos prohíbe hacer fotos, así que lo hacemos a escondidas. El año 2004, los trabajadores de las plantaciones de caña de la finca organizaron una huelga para reclamar un salario decente y en contra del paro técnico. El Gobierno reaccionó con una represión sangrienta: abrió fuego contra los manifestantes y murieron siete de ellos. A continuación, otros 7 líderes del movimiento fueron asesinados. Pero la firmeza de los trabajadores finalmente dio sus frutos: la mitad de las 4.000 has. se han redistribuido entre los campesinos, y parte de ellos se han organizado en colectivos familiares o en cooperativas.

Como es lógico, no nos limitamos a hablar con los dirigentes sindicales sino que además nos pusimos manos a la obra. Plantamos arroz con ellos... hasta que nuestra espalda y nuestra piel nos lo permitieron. Nos divertimos con los filipinos que se reían de nuestra lentitud en el trabajo. Algo que va muy bien para romper prejuicios y comprobar cómo el trabajo crea vínculos y facilita la solidaridad.

Nestlé

Desde el principio, nuestro guía nos puso sobre la pista: los obreros de la fábrica están en huelga desde hace ¡cinco años! Algo impresionante... ¿cómo es posible?

Para comprenderlo hay que remontarse 20 años atrás... a 1987, cuando se produce una huelga en las 9 fábricas que Nestlé tiene en el país. Punto central de las reivindicaciones es el tema de la jubilación. Durante los dos años siguientes, se despide a 103 sindicalistas y uno de sus dirigentes es asesinado. Para acabar con el asunto de las jubilaciones, Nestlé recurre al Tribunal Supremo, y en 1991 se dicta sentencia: dan la razón a los trabajadores y las jubilaciones deben ser negociadas colectivamente. Un triunfo jurídico histórico... los convenios colectivos de trabajadores de los años 1992, 1995 y 1998 lo tuvieron en cuenta.

Sin embargo, a principios de 2001, la dirección de Nestlé se niega a seguir con las negociaciones relativas a las pensiones. El 14 de enero, se pone en marcha la huelga: los trabajadores consiguen paralizar totalmente la fábrica durante 14 horas, y enseguida intensifica la represión. Un millar de policías y agentes de una compañía privada de seguridad atacan a los piquetes. Los continuos enfrentamientos ocasionan muchos heridos.

A partir del 28 de enero, Nestlé sustituye a la casi totalidad de su personal, en esta ocasión, con obreros no sindicados.

Con el paso de los meses, la situación de los huelguistas se convierte en dramática. Denunciados por el Gobierno como terroristas, individualmente se les acusa de todo tipo de delitos.

El presidente de la delegación sindical con el que nos hemos entrevistado no se atreve a volver a su casa por miedo a ser asesinado, pero a pesar de todo continúa defendiendo los derechos de los obreros. Se diría que aquí no saben lo que es el derrotismo. ¡Es impresionante!

Hoy, tras cinco años de lucha, a cada huelguista se le acusa de entre 12 y 15 delitos, se les rechaza en la totalidad de las fábricas de la región y en su mayoría son incapaces de volver a conseguir trabajo.

Mientras que la campaña de boicot a Nestlé crecía y la determinación de los huelguistas seguía inalterable, el presidente de la delegación sindical, Ding Fortuna, era asesinado el 22 de septiembre, once días después del asesinato de uno de sus colegas en Colombia.

En 2006, tras una resolución del Tribunal Supremo a favor de los trabajadores, Nestlé intenta acabar de una vez y hace una propuesta tentadora a los huelguistas (un mes de salario por año de antigüedad) si aceptan abandonar sus actuaciones contra la empresa pero sólo unos pocos aceptan la propuesta y el chantaje a la pobreza no alcanza su objetivo. En la actualidad, los huelguistas tienen semanalmente una Asamblea General.

Los huelguistas nos ofrecen que pasemos la noche con ellos. Por la mañana, y por primera vez durante nuestro viaje, el café que nos dan no es Nescafé. Encontrar en Filipinas otra marca distinta que no sea Nescafé (la situación de Nestlé es casi monopolística) es en sí misma una proeza digna de mencionar.

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