Llamamiento de una madre palestina a los pueblos a los que les queda un resto de humanidad

Silvia Cattori
Rebelión
Traducción por Beatriz Morales Bastos

Por muy incomprensible e inmoral que sea, el presidente Mahmoud Abbas y su partido, Fatah, han pedido a Israel que mantenga Gaza completamente aislada del mundo para acabar con Hamas. Samah, de 34 años, madre de seis hijos, vive en esta gran prisión llamada «Franja de Gaza ». Hace un llamamiento a los ciudadanos de todo el mundo para que vayan a protestar a Erez et Rafah, a los mismos sitos donde Israel y Abbas impiden a los palestinos entrar y salir de Gaza.

Silvia Cattori: ¿ Cómo vive la población esta situación de bloqueo que se eterniza?

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Samah: ¡Es una catástrofe! ¿Qué pueblo podría soportar el castigo que el mundo entero nos hace sufrir? Cada día aumenta la lista de los males que nos abaten. La pobreza nos aplasta. Cada vez estamos más desesperados. Pedimos a Dios que nos ayude a pasar este Ramadán. Nuestros hijos sufren. Sufrimos a los aviones israelíes que nos están sobrevolando continuamente y vimos con el terror al próximo bombardeo.

Todo se ha convertido en un problema. Estamos abrumados por los problemas. Hasta la poca agua que tenemos todavía y el aire que respiramos son un problema. Estamos muy debilitados física y moralmente. No sería sorprendente si mañana empezáramos a matarnos entre nosotros.

Nos falta harina, arroz, aceite, leche. Israel sólo permite el paso de treinta camiones de harina al día. Esto no cubre para nada las necesidades reales de toda la población, así que los precios se disparan. Un saco de harina de 50 kg cuesta 120 shequels (30 dólares).

Para alimentar a mis seis hijos necesito 75 kg de harina al mes. Mi marido carece de sueldo desde hace dos años. Con los cupones de la UNWRA mi familia sólo recibe 90 kg de harina cada dos meses. No tengo dinero para comprar la harina que falta. Nunca compramos carne. [En el mercado] hay bastante verdura porque no se puede exportar, pero es demasiado cara para nosotros. Pronto tampoco habrá verdura porque la mayoría de los agricultores han dejado de cultivarla ya que con su venta no sacan el dinero suficiente para pagar los abonos y el agua.

Los jóvenes sufren mucho. No tiene esperanzas de encontrar un trabajo y no tienen medios para fundar una familia. Sólo piensan en una cosa: irse al extranjero, huir de este infierno. Nos sentimos completamente abandonados.

Silvia Cattori: ¿Qué piensa usted cuando oye a Abbas denigrar a las autoridades, acusarlas entre otras cosas de tratar mal a las mujeres y de privarlas de libertad?

Samah: Pero, ¡si es justo lo contrario! No estoy afiliada a Hamas, pero soy creyente; no estoy de acuerdo con lo que afirma nuestro presidente. ¡Dentro del movimiento Hamas hay mujeres que son miembros del Consejo Legislativo, que tienen posiciones de poder! ¡Para cualquier creyente musulmán las mujeres son sagradas! Mi marido no respeta menos a mis hijas que a mis hijos. Mi marido, que es creyente, nunca me ha maltratado.

Silvia Cattori: ¿No llevan velo las mujeres obligadas por sus maridos o por sus familias?

Samah: No hay ninguna mujer en Gaza a la que se obligue a llevar velo. Hay mujeres que no lo llevan. Si una mujer lleva velo, es porque tiene un sentimiento religioso y que se adhiere plenamente a la fe musulmana, porque es su elección.

Silvia Cattori: ¿Cómo reaccionan ustedes ante los anuncios incesantes de una ofensiva militar israelí?

Samah: Vivimos todo el tiempo con miedo. Israel habla de un ataque general para acabar con Hamas. Por supuesto nos aterra la idea de una nueva invasión porque se espera que sea aún más terrible que las precedentes. No podemos hacer nada para impedir que sus tanques avancen y nos maten.

Sabemos que estarán preparados para intervenir desde el momento en que los soldados que están en la base de Bersheva - donde han construido una base que se parece a Gaza para hacer prácticas para invadirnos – hayan acabado sus ejercicios de entrenamiento militar. En los últimos tiempos los israelíes han multiplicado sus intentos de invasión, en Kahn-Younes, en Rafah, en Beit Hanoun. ¿Están probando la capacidad de defensa de la resistencia antes de un asalto general? Si Dios no nos protege vamos a morir. No hay otra solución.

Sabemos todo el daño que todavía pueden causar a nuestros hijos. Pero, hagan lo que hagan, al final estarán obligados a llegar a un acuerdo con Hamas porque Hamas es la fuerza política mayoritaria. Abbas y Fatah no representan gran cosa. Abbas sólo representa a una pequeña parte de los palestinos; a la larga se le dejará de lado. No obtendrá nada de Israel a cambio de las concesiones que se prepara para hacer.

Silvia Cattori: ¿Todavía esperan ustedes que los Estados europeos vengan en su ayuda?

Samah: Ya no esperamos nada ni de Europa ni de la ONU. Toda nuestra historia nos ha demostrado que nunca han hecho nada por nosotros y que Israel tiene las manos libres para masacrarnos a causa de que ambos han tomado partido por Israel.

En cambio seguimos esperando que las poblaciones, en Europa y en los países árabes, empiecen a reaccionar. Que vengan a protestar contra el bloqueo en los pasos de Rafah y de Erez. Hay enfermos que mueren al no poder ir a Egipto a curarse. Hago un llamamiento a los pueblos a los que les queda humanidad para que se movilicen, especialmente en Europa.

No podemos estar peor. Los periodistas que vienen a Gaza nunca hablan de lo que estamos sufriendo en nuestra propia carne. Siempre preguntan a la gente de Fatah, que aquí no representan nada, porque quieren acreditar la idea de que Hamas es algo malo para la sociedad. Nos hacen mucho daño cuando dicen que aquí las autoridades de Hamas maltratan a las mujeres y a los jóvenes. Lo que quieren es destilar poco a poco la idea de que el problema aquí es Hamas. En cambio, para quienes vivimos aquí el problema es Abbas y sus notables corruptos que con sus medidas de bloqueo se esfuerzan por intimidarnos y hacernos pasar hambre. Ellos nos obligan a vivir encerrados, a merced de Israel que, cuando le da la gana, cierra el grifo del agua, del fuel-oil, de la comida. Una noche de cada dos, Israel nos corta la electricidad y nos sumerge en las tinieblas.

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