Aumento vertiginoso del trastorno bipolar en adolescentes

El Mundo
PATRICIA MATEY
08/09/07

ESTUDIO EN EEUU
MADRID.- Exceso de diagnósticos o una epidemia. Carmen Moreno, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, es la responsable del nuevo debate que acaba de instalarse en la comunidad científica estadounidense y que ha sido recogido esta semana por los periódicos de mayor tirada del país.

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El origen de la polémica está en los resultados del trabajo que la doctora Moreno ha dirigido y en el que, también, han participado investigadores de la Universidad de Columbia y del Instituto de Psiquiatría de Nueva York. El estudio, publicado en el último número del 'Archives of General Psychiatry', constata un aumento vertiginoso de los diagnósticos de trastorno bipolar [una patología mental que se caracteriza por periodos de excitabilidad (manía) que se alternan con fases de depresión] en adolescentes.

«Siempre ha existido, y aún permanece, la controversia sobre esta enfermedad mental. De hecho, hasta hace relativamente pocos años se dudaba de que pudiera afectar a la población infantil y adolescente, por eso me pareció interesante realizar una investigación en la que se lograra valorar el número de diagnósticos en las consultas y su posible aumento».

De 20.000 a 800.000 afectados
Esta experta aprovechó su estancia en EEUU —gracias a la obtención de una de las becas que otorga la Fundación Alicia Koplovich de formarción en psiquiatría infantil, una especialidad no reconocida aún en nuestro país— para llevar a cabo la investigación, que ha sido patrocinada tanto por dicha fundación, como por el Ministerio de Sanidad, el Instituto de Salud Carlos III y los Institutos de Salud de EEUU.

Durante el estudio «analizamos datos de la Encuesta Nacional de Atención Médica Ambulatoria del Centro de Estadísticas sobre Salud de EEUU, la cual refleja la información facilitada por médicos, representativos de todas las clínicas norteamericanas, que informan de los aspectos clínicos y de los tratamientos que reciben sus pacientes a lo largo de una semana de consulta», comenta la doctora Moreno.

Así compararon los diagnósticos de trastorno bipolar en menores de 19 años y en mayores de 20, realizados entre 1994 y 1995, con los dictámenes llevados a cabo en los mismos grupos de edad entre 2002 y 2003.

De esta forma, constataron que las visitas de niños con el trastorno aumentaron de 25 a 1.003 por cada 100.000 jóvenes. De esta forma, los casos se han elevado en tan sólo nueve años de 20.000 a 800.000. Es decir, 40 veces más. «El número de diagnósticos en población adulta también ha crecido pero no de una forma tan exagerada. Sólo son dos veces más frecuentes ahora que en los años noventa», recuerda la autora.

Varios son los argumentos probables que esgrime la doctora Moreno para explicar las causas que están detrás del crecimiento de casos en adolescentes estadounidense.

«Aunque los motivos no los hemos analizado y sería muy interesante investigar sobre este tema, es posible que la patología bien estuviera antes infradiagnosticada, bien que ahora lo esté en exceso. No sabemos qué criterios se han seguido para clasificar a los pacientes o si algunos de los dictámenes de trastorno bipolar se han producido sin que se cumplan todos los requisitos. De hecho, esta situación no se ha producido ni en España ni en Europa, donde se exige dicho cumplimiento», recuerda.

Pese a ello, la especialista española insiste en que «tenemos que validar el diagnóstico del trastorno en niños y adolescentes, y desarrollar herramientas que nos ayuden a ello».

Para John March, jefe de Psiquiatría Infantil y Adolescente, de la Universidad de Duke (EEUU), «la elevación del número de diagnósticos muestra que los médicos están madurando a la hora de reconocer la enfermedad, pero la tremenda controversia de este estudio es que refleja que aún no lo han hecho lo suficiente».

Indicaciones
El hecho de que este trastorno psiquiátrico comparta ciertos síntomas (como la irritabilidad, la dificultad para prestar atención o el exceso de actividad) con otras patologías mentales puede ser otra de las razones que han podido engrosar los diagnósticos.

«En nuestro estudio se observa que los adolescentes bipolares, en mayor medida que los adultos, tienen un dictamen asociado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Un 32% frente a un 3%. Sin un trabajo es muy difícil saber si muchos de los niños bipolares en realidad son hiperactivos», aclara Moreno.

Donde menos diferencias se observaron entre la población infantil y la adulta fue en el tratamiento de la enfermedad. La mayoría de los niños (90,6%) y de los adultos (86,4%) recibieron terapia farmacológica basada en estabilizadores del humor, antipsicóticos y antidepresivos.

Precisamente el pasado mes de agosto, la agencia estadounidense que da luz verde a los nuevos fármacos, la FDA, aprobó el uso del medicamento Risperdal (risperidona) en población infantil.

Este antipsicótico, generalmente utilizado en adultos, podrá indicarse en el tratamiento de la esquizofrenia de niños de entre 13 y 17 años y en el trastorno bipolar para los de entre 10 y 17. Es la primera vez que se aprueba un fármaco para el trastorno bipolar en menores.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

GRACIAS POR TANTA Y TAN BUENA INFORMACION . ES VITAL CONOCER TODO SOBRE TAN TERRIBLE ENFERMEDAD QUE SUELE CAMUFLARSE DE OTRAS COSAS Y PROVOCA MUCHO SUFRIMIENTO SOBRE TODO AL QUE LA SUFRE